Por primera vez desde que hace tres meses comenzaron las protestas contra el Gobierno de Hong Kong, la Policía utilizó hoy cañones de agua para dispersar a los manifestantes en medio de violentos incidentes.
La marcha más multitudinaria arrancó a las 15 hora local (22 de Argentina) y ya antes de comenzar provocó controversia porque inicialmente fue prohibida por la Policía pero luego autorizada, después de que los organizadores se comprometieran a mantener un recorrido acordado.
Sin embargo, aunque estaba previsto que la marcha continuara con una concentración en un parque, una hora después algunos manifestantes comenzaron a armar barricadas, lo que provocó el despliegue de unidades antidisturbios que comenzaron a lanzar gases lacrimógenos para dispersarlos.
Los manifestantes atacaron a la Poliía con ladrillos y bombas de gasolina, por lo que se reprimió con vehículos de cañones de agua, dijeron fuentes de la fuerza de seguridad.
En las protestas de hoy hubo una marcha de familiares de policías para pedir al Gobierno que no utilice a la fuerza de seguridad como «chivo expiatorio» para solucionar el conflicto sino que apueste por el «diálogo político».
Esa marcha fue organizada por Police Relatives Connection, un grupo online de familiares que busca restaurar la reputación «empañada» de la fuerza policial, criticada por su presunta brutalidad las protestas, informó la agencia de noticias EFE..
El sábado, un total de 29 personas fueron detenidas tras haber participado en una marcha de protesta en la que también se sucedieron episodios violentos.
Los detenidos son acusados de «reunión ilegal, posesión de armas ofensivas y agresión a agentes» de Policía.
Las multitudinarias protestas callejeras, que están suponiendo la mayor crisis política en décadas en Hong Kong, se han sucedido desde principios de junio y algunas de ellas han terminado en violentos enfrentamientos entre la Policía y los manifestantes.
Cuando las protestas comenzaron, los ciudadanos mostraban su rechazo a un proyecto de ley de extradición presentado por las autoridades locales que permitiría la entrega de sospechosos a jurisdicciones sin acuerdos previos como la China continental, algo que los opositores al texto consideran como el fin de las garantías judiciales que ofrece el sistema hongkonés.
Pero las manifestaciones han ido evolucionando en las últimas semanas hacia demandas más amplias sobre los mecanismos democráticos de la isla de Hong Kong, una región administrativa especial de China desde que dejó de ser colonia del Reino Unido, en 1997 mediante un acuerdo entre Pekín y Londres.
Las protestas muestran el rechazo a lo que se considera una creciente influencia de China sobre los asuntos de la isla, donde rige la separación de poderes, aunque el Ejecutivo es elegido por un Comité Electoral y luego designado por el Consejo de Estado chino.