Se han combinado por primera vez, y con éxito, los dos avances más importantes farmacológicamente en los últimos años contra el cáncer. Las terapias moleculares y los tratamientos de inmunoterapia se han puesto en practica en tres pacientes con melanomas con metástasis y ha obtenido resultados positivos en ellos.
Los tres ensayos clínicos presentados en la revista Nature Medicine, no descartan la misma estrategia para un futuro y aplicada en otro tipos de tumores. Sin embargo, dados los efectos secundarios registrados, que fueron manejables pero importantes, esta combinación de fármacos se reservaría en un principio a casos graves para los que no hay otras opciones de tratamiento.
“El objetivo es lograr la eficacia prolongada de la inmunoterapia en el alto porcentaje de pacientes que responden a las terapias moleculares”, explica Antoni Ribas, oncólogo de la Universidad de California en Los Angeles (UCLA) y director de dos de los tres ensayos clínicos.
Las terapias moleculares, también llamadas terapias dirigidas porque apuntan a alteraciones características de cada tumor, suelen tener una eficacia elevada por un periodo limitado, ya que con el tiempo aparecen células tumorales resistentes a los fármacos. Por el contrario, los fármacos de inmunoterapia, que ayudan al sistema inmunitario a eliminar células tumorales, suelen ser eficaces durante periodos prolongados, pero en un porcentaje bajo de pacientes.
“Si estas dos terapias se pueden combinar, y cómo hacerlo, es una de las grandes preguntas aún sin respuesta entre oncólogos de todo el mundo”, destacan Elisa Rozeman y Christian Blank, del Instituto del Cáncer de los Países Bajos en Amsterdam, en un artículo de análisis publicado en Nature Medicine.
Los ensayos se han realizado en personas con melanoma que tenían una mutación en el gen BRAF. Los efectos de esta alteración, presente en cerca de la mitad de casos de melanoma, se pueden contrarrestar con dos tipos de fármacos: unos que bloquean directamente la acción de BRAF y otros que bloquean la acción del gen MEK.
El tratamiento experimental ha consistido en combinar estos dos tipos de fármacos para atacar las células tumorales por dos flancos distintos y reducir así la probabilidad de que se volvieran resistentes a la terapia. Además, se ha añadido un tercer fármaco de inmunoterapia para ayudar a las células inmunitarias a reconocer y destruir las células tumorales.