Por Enrique Genovar
Antes, para todos los equipos de primera división ir a jugar al Gigante de Arroyito era un dolor de cabeza. Es que Central en su casa y ante su gente se hacía un equipo muy duro y esa dureza no tenía tanto que ver con la jerarquía de sus futbolistas. Tenía que ver con que el estadio de Génova y Avellaneda imponía respeto.
La mayoría de los verbos utilizados en el primer párrafo están en pasado. Esto no es un error, ni está escrito así por casualidad. Es apropósito y tiene que ver con que Central no ganó un solo partido en el semestre anterior jugando en el Gigante por la Superliga. Y en total en el campeonato anterior solamente sumó 4 victorias en 13 presentaciones.
Volver a hacerse fuerte en condición de local hace que sea casi una condición sine qua non para conseguir el objetivo de engrosar el promedio.
Central debuta en esta temporada ante su gente. Enfrente estará un rival que cambió de entrenador, pero que a pesar de esto juega de la misma manera desde hace bastante tiempo. Repetir lo hecho en la primera fecha es lo mínimo al cual debe apuntar el equipo de Diego Cocca para comenzar a pensar en quedarse con los tres puntos.
Tratar de hilvanar más juego y abastecer de mejor manera a los delanteros estará otra de las misiones que deberá tener el Canalla ante los cordobeses. Lovera y Zabala tendrán que tener un mayor rendimiento; ya que gran parte de la potencial generación que tiene equipo depende de estos. Claro que el sistema 4-3-3 del rival lleva también a que Brítez tenga que tener un mayor rendimiento en un sector que le queda incómodo pero que el DT lo ubica ahí.
Hacerse fuerte como local, una premisa que deberá tener sí o sí el Canalla a partir de este primer partido.