Sin el cambio climático provocado por la actividad humana, las temperaturas que azotaron al oeste de Europa a finales de julio habrían sido «entre 1,5º C y 3ºC más bajas, aproximadamente», según los cálculos de un grupo de científicos publicados el viernes.
Se batieron récords de temperaturas en varios países durante esta ola de calor, breve pero intensa: 42,6 ºC en París y en Lingen (Alemania); 41,8 ºC en Begijnendijk, en el norte de Bélgica, y 40,5 ºC en el sur de Holanda. La ola de calor llegó hasta Escandinavia.
Sin embargo, «sin el cambio climático inducido por los humanos, una canícula tan excepcional como ésta habría tenido unas temperaturas entre 1,5 y 3 ºC más bajas, aproximadamente», según los investigadores de la red World Weather Attribution.
Los científicos recordaron los diferentes riesgos que entrañan estos episodios meteorológicos para el ser humano.
En agosto de 2003, una ola de calor de más de dos semanas comportó una sobremortalidad de más de 70.000 personas en Europa (15.000 en Francia).
Las cifras de este año deberían llegar en agosto y septiembre.
Asimismo, las dos últimas olas de calor perturbaron los sistemas de transporte ferroviario de Francia, Bélgica, Holanda, Alemania y Reino Unido por pequeños incendios de matorrales junto a las vías o por daños en las infraestructuras por el calor extremo.
También se reforzó el problema de la sequía y el riesgo de incendios forestales.
Se espera que las olas de calor vayan en aumento a causa del cambio climático. En los últimos 2.000 años, las temperaturas mundiales nunca habían aumentado tan rápidamente, según datos publicados a finales de julio en dos estudios distintos aparecidos en las revistas Nature y Nature Geoscience.
Junio de 2019 fue el mes de junio más cálido jamás registrado en el mundo.