Un estudio realizado por expertos y especialistas en suelo y ambiente determinó este jueves que los recientes desplazamientos de barrancas en la ciudad entrerriana de Diamante se produjeron por «aportes de agua» que no provienen del río Paraná.
Estos aportes se originan en descargas pluviales, pozos ciegos de viviendas, pérdidas de redes de agua potable, uso indiscriminado del agua como riego y lavado de predios, entre otros, señaló el reporte.
En octubre de 2018 un desmoronamiento obligó al desalojo de 14 familias y afectó a cerca de 50 radicadas en ese lugar, y la semana pasada volvieron a ocurrir los movimientos en Diamante, a 40 kilómetros de Paraná.
El gobierno de Entre Ríos firmó un convenio para que un grupo de geólogos, hidrólogos, hidráulicos, geotécnicos, especialistas en suelo, analistas económicos y ambientales investiguen la zona en la que se producen los desplazamientos.
En el primer informe elaborado por la Dirección General de Hidráulica de Entre Ríos se detallaron antecedentes, características geológicas de la zona, los resultados de estudios básicos y un diagnóstico preliminar.
El diagnóstico presentó que los aportes de agua son los que ocasionan la saturación de los suelos y desmoronamientos pero que no proviene del río Paraná, que se encuentra bastante alejado y fluctuando en cotas muy inferiores.
El agua llega «de descargas pluviales directas, pozos ciegos de viviendas individuales, pérdidas de redes de agua potable, y uso indiscriminado y sin colección de viviendas existentes como por riego y lavado de predios»,.
El director de Hidráulica provincial, Cristian Gietz, indicó que buscarán «controlar la humedad de la zona con medidas que deben ser acompañadas por la comunidad» para «disminuir los deslizamientos» de la tierra.
Asimismo, si se realiza un «perfilado de las barrancas, se podría llegar a detener los procesos y lograr una estabilización mayor», aseguró el funcionario.
En octubre de 2018, el fenómeno provocó una grieta de más de 30 metros de profundidad que puso en peligro viviendas y dependencias oficiales, incluso un centro de salud.
Ese desmoronamiento se produjo en la zona donde se encuentra el Centro San Roque y el Cristo Pescador, a pocas cuadras del casco histórico de Diamante, conocida como «ciudad blanca» por tener un área muy arcillosa en el perfil de la barranca.
En diálogo con Télam, Lénico Aranda, intendente de Diamante, recordó que «en los 70 hubo un deslizamiento de barranca, perdimos toda la costanera y se llevó una porción importante de la historia» de la ciudad.
El proyecto de revisión en el que se invirtieron 3,7 millones de pesos, se logró tras un acuerdo con el Consejo Federal de Inversiones (CFI) y la entidad de docentes universitarios Fundagro, para realizar «estudios topográficos, geológicos y de calidad de materiales y hacer obras fundamentadas» durante seis meses.