El presidente de Guinea Ecuatorial supera el récord de longevidad, celebrará el sábado 40 años de la asunción de Teodoro Obiang Nguema. El pequeño Estado de África sufre la corrupción y marcadas desigualdades sociales.
Con el 90% de los votos, Obiang fue reelecto en el país petrolero en 2016 y con 77 años. Ahora prerara a su hijo, Teodorín, de 51 años para sucederlo. Éste último es actual vicepresidente y fue condenado en París por «bienes mal adquiridos», en 2017. Eso no impide los preparativos para la transición.
El de agosto de 1979 Obiang, por las armas y con oficiales, derrocó a su tío, el sanguinario dictador Francisco Macias Nguema, fusilado dos meses después. Obiang mantuvo la obsesión con el golpe de Estado y se dedicó a crear servicios de seguridad todopoderosos bajo su autoridad directa. La acción de fines de los ’70 es calificada por el gobierno como «golpe de libertad».
Desde su llegada al poder en este país, único hispanófono del continente, Obiang dice haber frustrado al menos diez intentos de golpe de Estado o de asesinato. A cada intento, el gobierno respondió con represión, acusando al ejército, a la oposición o a potencias extranjeras.
En el último intento, en diciembre de 2017 según el gobierno, los presuntos autores, más de 130 personas, muchos de ellos extranjeros, fueron condenados a penas de prisión de 3 a 96 años.
Las celebraciones se realizarán el sábado en tres ciudades: Bata, capital económica; Mongomo, donde nació el presidente; y Djibloho, levantada en medio de la selva gracias a los petrodólares, símbolo de la transformación de este pequeño país.
Obiang Nguema, líder de un país sin grandes recursos y tratado con petulancia por los otros presidentes africanos, se benefició del hallazgo de petróleo en aguas territoriales a inicios de los años 1990.
El país se enriqueció y tiene uno de los PIB por habitante más elevados de África: 19.513 dólares en 2017, según un informe de l ONU.
Pero esta nueva riqueza se ha usado sobre todo para financiar proyectos faraónicos, como Djibloho, que devoró cerca de la mitad del presupuesto del país en 2016 en detrimento de la educación o la salud. La esperanza de vida se estancó por debajo de los 60 años en el país, antigua colonia de España.
Guinea Ecuatorial es regularmente citada por las oenegés como uno de los países más corruptos del mundo, que prefiere invertir en hoteles lujosos en Europa.
El presidente muestra sin parar su desprecio por todas las críticas «occidentales» de su gestión y de las violaciones a los derechos humanos.
Uno de los principales partidos de oposición, Ciudadanos para la Innovación (CI), fue disuelto en febrero de 2018 tras las legislativas de noviembre.
Los arrestos de opositores son frecuentes, y muchos de ellos hallaron refugio en el exterior, principalmente en España. En cambio, el decano de los Jefes de Estado sigue acogiendo a muchos de sus homólogos en problemas. Por ejemplo el gambiano Yahya Jammeh, amenazado de sanciones y extradición por su regimen dictatorial durante 22 años, encontró santuario en Guinea Ecuatorial desde 2017.