Ayer a las 10.40 un llamado anónimo advirtió a las autoridades de la escuela Santísimo Rosario, de Arijón al 400, sobre la existencia de un artefacto explosivo en el edificio. La amenaza, que venía en la voz de una persona adulta, obligó a poner en marcha el protocolo de seguridad acordado para estos casos.
Entre las 11 y las 12 el colegio fue desalojado, el tránsito cortado y los efectivos de la policía provincial revisaron todo el establecimiento para confirmar que se trató de una falsa alarma.
En las últimas dos semanas los operadores del 911 ya recibieron cuatro llamados de diferentes escuelas advirtiendo sobre la posible presencia de una bomba. El dato preocupa a las autoridades del Ministerio de Educación provincial, que tienen aún fresco el recuerdo de la seguidilla de comunicaciones intimidatorias que se registró el año pasado, cuando se sumaron cientos de casos.
La directora de la Regional VI de Educación, Daiana Gallo Ambrosis, reunió ayer a los supervisores de las escuelas medias para acordar acciones que permitan «prevenir» el crecimiento de estas llamadas «que no tienen nada de broma».
Con este objetivo, en las próximas semanas se repartirá entre los directivos de escuelas secundarias una circular recomendando hablar de este tema con los alumnos, explicándoles las responsabilidades que tienen las personas que realizan estas amenazas y el malestar que generan no sólo en la comunidad educativa sino también al resto de la sociedad, que debe sufrir los cortes de tránsito y afrontar los costos de los operativos.
Además, explicó la funcionaria, se enviarán notas a las familias de los alumnos advirtiendo que la amenaza es un delito que tiene consecuencias penales, que puede desencadenar penas de prisión, y que la provincia cuenta con los recursos necesarios para identificar las líneas de las cuales se realizan las llamadas.
El escrito recordará también que la provincia tiene voluntad de llevar a cabo lo necesario para reparar el daño económico que significan los operativos. El año pasado se calculó que el personal, móviles y recursos desplegados frente a cada uno de esos llamados costaba unos 50 mil pesos.
«Pretendemos prevenir estas situaciones, por eso también invitamos a las familias a dialogar con sus hijos sobre el daño que causan estas actitudes», resumió Gallo Ambrosis.
Los casos
«A diferencia del año pasado, fue una persona adulta», confió la representante legal del colegio, Claudia Stern.
«Trabajamos mucho el tema con los chicos el año pasado y lo volvimos a hacer. Ellos aseguran que son conscientes de lo que hacen y señalan que no están involucrados», apuntó la titular del colegio de zona sur.
El Colegio Santísimo Rosario no fue el único establecimiento escolar que, a poco de comenzar las clases, tuvo que ser evaluado por una amenaza de bomba.
De acuerdo a los registros de la línea telefónica que registra todas las llamadas de emergencia, 911, ayer se recibió también la denuncia de amenaza de bomba que radicaron los directivos de la Técnica Nº 464, de Tucumán y Pueyrredón.
El lunes 26 de marzo pasado, los móviles de la Brigada de Explosivos ya habían respondido a la demanda realizada por las autoridades de esa misma escuela; dos días después el alerta provino desde el colegio Virgen del Rosario (Callao y Salta) y el viernes pasado el pedido de ayuda provino nuevamente de la Técnica 464.
Cinco situaciones, en distintas escuelas, en apenas dos semanas.