En medio de un desgastado gobierno de Carlos Menem, el radical Fernando de la Rúa logró en pocos meses convertirse en el candidato opositor favorito, capaz de derrotar al peronismo y quedarse con la Presidencia.
En las elecciones de 1999, la Alianza por el Trabajo, la Justicia y la Educación postuló al entonces jefe de Gobierno de la Ciudad de Buenos Aires para mandatario nacional.
Como compañero de fórmula fue el diputado Carlos «Chacho» Álvarez, líder del FREPASO, el frente que se unió unos años antes con la UCR para formar la coalición que le ganaría por amplio margen al PJ.
De hecho, en los comicios la Alianza consiguió el 48,5% de los votos, más de diez puntos por encima de sus rivales, por lo que no hubo necesidad de una segunda vuelta.
Por el Justicialismo se habían presentado Eduardo Duhalde, en ese momento gobernador de la provincia de Buenos Aires, y el cantante Ramón «Palito» Ortega, que tenía como antecedente el haber gobernado Tucumán entre 1991-1995.
La campaña de De la Rúa comenzó a último momento y obligó a trabajar fuerte a un grupo de publicistas que fueron convocados para la ocasión y que estaba liderado por David Ratto.
De ese equipo formaban parte también otros experimentados como Ramiro Agulla, Carlos Souto y Luis Stuhlman, que se hacían llamar el «drink team», por los tragos que preparaba Ratto durante las jornadas de trabajo.
También formaron parte el hijo mayor del propio candidato, Antonio de la Rúa, su amigo Nicolás Gallo, Darío Lopérfido y Dick Morris, ex asesor de imagen de Bill Clinton, como colaboradores.
«Dicen que soy aburrido… aburrido. ¿Será que no manejo Ferraris? ¿Será para quienes se divierten mientras hay pobreza? ¿Será para quienes se divierten mientras hay desocupación?», decía De la Rúa mirando a cámara.
Mientras el candidato pronunciaba esas palabras, el video seguía con imágenes de la pobreza y de Menem conduciendo un auto de carrera de la conocida firma italiana.
El spot, que fue lanzado al aire en mayo de 1999, termina con el político asegurando que iba «a terminar con esta fiesta para algunos pocos» y que «se venía una argentina distinta» en la que se iba a «encarcelar a los corruptos».
«Sabíamos cuáles eran las limitaciones, cuáles eran los problemas que la gente sentía que tenía De la Rúa. Lo primero que dijimos fue: vamos a hablar del candidato por lo que el candidato es. Está el viejo dicho de que se puede engañar a parte del mundo parte del tiempo, no a todo el mundo todo el tiempo. Y lo peligroso que es», explicó Ratto durante una entrevista al diario La Nación, poco después de la victoria de la Alianza.