Se cumplirán mañana 97 años de la primera aplicación de la vacuna BCG, la más empleada en el mundo y central para la salud pública pues permitió combatir la tuberculosis, una de las enfermedades más letales que aún hoy causa casi 3 millones de muertes cada año, advirtieron fuentes sanitarias.
La tuberculosis, causada por una bacteria que en 1882 identificó el microbiólogo alemán Roberto Koch, afecta generalmente los pulmones; puede tener prolongados periodos de latencia una vez contraída, de hasta varios años.
Esta enfermedad se transmite de persona a persona – y se transmite de persona a persona.
Pese a que existe la vacuna, el bacilo de Koch -como se lo conoce- provoca cada año «8 millones de nuevos casos» y la muerte de «casi 3 millones de pacientes», la mayoría de ellos «en países en vías de desarrollo», señaló la médica Valeria El Haj.
La profesional indicó además en un comunicado que con la epidemia del sida los casos de tuberculosis aumentaron «de forma considerable en el mundo entero» y que «España es uno de los países occidentales con incidencia más elevada».
Los investigadores han detectado además en los últimos años cepas de la bacteria con diversos grados de resistencia a los antibióticos.
La enfermedad suele manifestarse cuando ya está avanzada la infección, por lo que los expertos insisten en las acciones preventivas a través de la vacunación, especialmente en los niños.
«Es esencial que todas las personas entiendan que lo más conveniente es siempre tener el calendario completo, para evitar eventuales focos de gravedad”, resaltó El Haj, directora médica de la empresa de emergencias Vittal.
«Esta vacuna -indicó- debe aplicarse en los bebés recién nacidos, antes del alta de la maternidad o durante la primera semana de vida» y si no lo hicieron en esa etapa pueden «recibir una dosis hasta los 6 años, inclusive».
Según datos de la Administración Nacional de Laboratorios e Institutos de Salud, en Argentina se notificaron en 2018 un total de 9.635 casos (0,32% menos que en 2017), la mayoría en personas de entre 20 y 44 años, de las que murieron 297 (7,61% más que en 2017).