«Todos vieron el derribo del avión no tripulado. Les puedo asegurar que esta firme respuesta puede repetirse, y el enemigo lo sabe», ha avisado el comandante de la Marina Hossein Khanzadi en declaraciones citadas por Reuters y procedentes de la agencia Tasnim.
Este sábado el canciller iraní, Mohammad Javad Zarif, dijo que Teherán dispone de varias evidencias de que el llamado grupo ‘B_Team’ ha estado a punto de arrastrar a una guerra al presidente de EE.UU., Donald Trump, y confirma la versión de Teherán de que el avión no tripulado había violado el espacio aéreo iraní antes de ser derribado.
Dicho grupo incluye al asesor de Seguridad Nacional de EE.UU., John Bolton; al príncipe heredero saudita, Bin Salmán; al asesor de Seguridad Nacional de los Emiratos Árabes Unidos (EAU), Sheikh Tahnoon Bin Zayed, y al primer ministro israelí, Benjamín Netanyahu. El nombre del grupo se formuló por las letras ‘B’ de los nombres o apellidos de dichos líderes, todos ellos adversarios declarados de Irán.
El mensaje de Zarif precisaba que entre los planes se incluía «la violación del espacio aéreo iraní por parte de un dron espía MQ9 el día 26 de mayo, las compras de lanchas rápidas y las llamadas telefónicas que planean atribuir ataques de barcos a Irán».
Asimismo, en la publicación se adjuntaba la imagen de un mapa donde se aprecia la trayectoria de un dron estadounidense MQ-9 Reaper que se estaba desplazando dentro de la región de información de vuelo de Irán (FIR, por sus siglas en inglés): un espacio aéreo de dimensiones definidas en el que se prestan servicios de información de vuelo y servicios de alerta.
El Comando Central de EE.UU. (CENTCOM, por sus siglas en inglés), por su parte, negó que su dron RQ-4 Global Hawk ingresara al espacio aéreo de Irán y difundió otro mapa con una ruta de vuelo que respalda su afirmación, según publicó RT.
El pasado viernes el inquilino de la Casa Blanca confirmó sus planes para llevar a cabo un ataque contra Irán, después de que este país derribara un dron de reconocimiento estadounidense. Pero la realización de la ofensiva fue cancelada cuando el mandatario supo que aproximadamente 150 iraníes morirían. En su opinión ello habría sido una respuesta desproporcionada.