La instrucción pública francesa –que fue en alguna época reconocida entre las mejores del mundo- ha tenido una pronunciada caída y eso preocupa mucho a las autoridades de ese país. A punto tal que hace tres años decidieron dar marcha atrás con la reforma de un nuevo programa escolar que era resistido por los docentes y la entonces ministra de Educación ha debido aceptar las sugerencias de reimplantar mucho de lo que hasta ayer era “anticuado”.
Un dictado diario, calificaciones de los trabajos en aula y a domicilio, y pruebas de evaluación periódicas, volvieron a clase, para “permitir garantizar una base sólida para todos los estudiantes y esto pasa necesariamente a través de un aprendizaje diario, que incluye un dictado, en tanto hoy lo esencial es el dominio de la lengua” según explicó la ministra.
Las reformas educativas de Francia hoy
A pesar de que hoy el ministro de Educación es otro, la política de reformas sigue adelante. Jean-Michel Blanquer, quien asumió la cartera educativa de Francia en mayo del año pasado continúa con la transformación en el sistema educativo francés.
Nivel inicial: Para Francia, los primeros años determinarán buena parte de lo que sucederá luego. Por ello, hace algunas semanas bajaron la edad obligatoria de la escuela de 6 a 3 años. “Se trata de brindarle a los niños todos los instrumentos que van a permitir su éxito en la vida escolar”, explica Blanquer. El foco está puesto en el lenguaje -la primera inquietud en el aprendizaje-, conceptos básicos de matemática y el respeto por el otro.
El ministro francés subrayó la necesidad de adaptar la enseñanza a los más chicos. Ofrecerlos elementos alternativos como juegos o música. A su vez, cuando asumió, propuso dividir las clases con solo 12 alumnos por aula en las zonas más desfavorecidas. Con ello, pretende compensar las desventajas de los niños más pobres. Esa reforma se está evaluando y habrá resultados en junio.
Liceo profesional: en ese nivel, para los alumnos de 16 años, también apelan a una reforma que atienda dos revoluciones: la digital y la ecológica. La apuesta es desarrollar las competencias clave para el futuro del trabajo.
Según Blanquer, hay dos factores centrales en el éxito educativo: primero la formación de los maestros. Se trata de, por un lado, buscar la pedagogía más eficaz para trabajar las habilidades primordiales que son “escribir y contar”. Por otro, brindar incentivos económicos a los docentes que den clases en las zonas más pobres. El segundo factor es trabajar en la buena relación entre los padres y la escuela. Piensa que debe existir confianza en toda la comunidad educativa sobre la institución.
Bachillerato: en la última instancia escolar buscan “preparar al joven para sus estudios superiores”. Por ello, optan por darle más libertad al alumno, que pueda elegir las disciplinas de su interés, siempre con el foco puesto en lenguaje escrito y oral. De hecho, sumaron una nueva evaluación en el bachillerato que consiste en una defensa oral ante un jurado.