El presidente estadounidense, Donald Trump, lanzó el martes en Florida su campaña para la reelección en las presidenciales de 2020 estrenando el eslógan «mantengamos la grandeza de EEUU» y asegurando que la economía de su país es la «envidia» del mundo.
Cerca de 20.000 seguidores en el Amway Center en Orlando, en el centro de Florida, lo ovacionaban eufóricos, portando gorras rojas y cantando «¡Construye el muro!», refiriéndose a la prometida valla en la frontera con México.
«¡Lo estamos construyendo!», dijo Trump, quien anunció la víspera que piensa deportar a «millones de extranjeros ilegales» a partir de la semana próxima.
«¿Se pueden imaginar esas caravanas (de desplazados que llegan a la frontera) si no tuviéramos las barreras y muros que ya están en su lugar? Este país sería un desastre», dijo Trump.
A pesar de que las primeras encuestas muestran que el magnate republicano es vulnerable, Trump buscará una reelección con el espaldarazo que recibe de una economía fuerte y de una leal base de seguidores de derecha.
En este sentido, el empresario de 73 años elogió la salud de la economía estadounidense durante su gobierno.
«Nuestro país avanza, prospera y está en pleno crecimiento», dijo a sus seguidores. «Nuestra economía es la envidia del mundo. Es quizás la mejor economía que hemos tenido en la historia de nuestro país». A sus opositores demócratas los acusó que buscar «destruir» Estados Unidos.
«Nuestros rivales radicales demócratas están llevados por el odio, el prejuicio y la rabia. Quieren destruir nuestro país tal como lo conocemos. No es aceptable», afirmó.
Señalando a los periodistas en el lugar, los imputó de divulgar «noticias falsas», en un comentario respaldado por un intenso abucheo del público a la prensa.
Después de más de dos años en la Casa Blanca llenos de dramas y de intrigas, este empresario apuesta a que la economía pujante y su promesa de luchar por la olvidada clase trabajadora estadounidense persuadan al electorado de que merece un segundo mandato de cuatro años.
Pero ya hay más de 20 demócratas compitiendo por la nominación y la larga investigación sobre si había vínculos entre su equipo y Rusia, y su estilo divisivo y lacerante, han perjudicado su imagen de presidente poco convencional.