El 30 de marzo de 1982 se vivieron horas históricas para la Argentina. Se llevó adelante la mayor expresión de lucha obrera del período del “proceso de reorganización nacional” y se catalogó aquel como el “día en que comenzó a caer la dictadura”.
Convocados por la CGT, bajo la consigna «Paz, pan y trabajo”, 50 mil jóvenes y trabajadores coparon la Plaza de Mayo en una imponente huelga política de masas. Fue Saúl Ubaldini, defensor incansable de los trabajadores, quien comandó la gigantesca movilización con su gigantesco compromiso social como bandera.
Durante seis horas el centro porteño fue escenario del enfrentamiento entre los trabajadores y la policía. La clase obrera lideraba la lucha antidictatorial. La movilización también se extendió a Rosario, Mendoza, Neuquén y Mar del Plata. Hubo miles de detenidos en todo el país, un dirigente obrero mendocino muerto y centenares de heridos.
Horas antes, el Ministerio del Interior adujo que la CGT no había solicitado la autorización correspondiente para realizar la marcha y que los actos podían ser utilizados para producir alteraciones a la seguridad y el orden público, a la vez que recordaba que seis dirigentes sindicales, entre ellos Saúl Ubaldini, se encontraban procesados por haber declarado una huelga general el 22 de julio de 1981.
En Rosario le movilización tuvo connotaciones especiales, porque a las columnas de trabajadores se unieron militantes de partidos políticos como el peronismo y otros del campo popular y estudiantes. Entre estos se encontraba un numeroso grupo de estudiantes del socialismo popular integrados entre otros por Dipollina, Giustiniani, Tealdi, Liberati, Zamarini, junto jóvenes de la Federación Universitaria Rosarina. El hoy diputado provincial Eduardo Dipollina recuerda ese hecho diciendo que «decidimos participar porque entendíamos que era un día histórico, fuimos frenados en la esquina de San Juan e Italia, cerca de la CGT por la infantería fuertemente armada, pero tomamos algunas medidas para llegar a la movilización. Fue un día histórico».
Algunos periodistas de la época volverían a la Redacción de los diarios y las radios para redactar la crónica del suceso sorprendidos. Un viejo y recordado columnista de La Capital expresó emocionado: «he visto a estudiantes universitarios y obreros unidos en el paro y la movilización contra el gobierno militar entonando el cántico «obreros y estudiantes unidos adelante». Cántico que, recuérdese, nació en las calles de España cuando los trabajadores y los estudiantes juntos se enfrentaron a la dictadura franquista.