Rusia expulsó hoy a diplomáticos de 23 países en una respuesta «proporcional» a las medidas adoptadas por esas naciones tras el envenenamiento del ex espía Serguei Skrypal en Salisbury, en el sur de Inglaterra, del que Londres acusa a Moscú.
Los embajadores de 23 países, entre ellos el Reino Unido, Alemania, Francia y España, fueron convocados al Ministerio de Relaciones Exteriores ruso para notificarles la medida, en una escalada diplomática que no tiene antecedentes ni siquiera en la Guerra Fría.
En un comunicado, la Cancillería informó que se ha declarado persona non grata a un número de diplomáticos extranjeros proporcional al número de funcionarios rusos expulsados por esas naciones en solidaridad con el Reino Unido.
De esta manera, Alemania deberá retirar a cuatro diplomáticos de sus sedes en Moscú, al igual que Polonia, mientras que Ucrania, que expulsó a 13 funcionarios rusos, deberá hacer regresar al mismo número de personas, basados en el principio de reciprocidad.
Sólo cuatro países que anunciaron medidas contra Rusia no fueron alcanzados por la decisión de la Cancillería, aunque podría ser sólo una cuestión de tiempo.
«Dado que Bélgica, Hungría, Georgia y Montenegro decidieron a último momento sumarse al movimiento, Rusia se reserva el derecho a tomar medidas» más adelante, detalló la nota difundida por la web del ministerio.
Moscú también decidió nuevas medidas en contra del Reino Unido, luego de haber expulsado a 23 diplomáticos británicos y haber ordenado el cierre del British Council y el consulado del país en San Petersburgo, en represalia por una acción similar por parte de Londres.
La Cancillería otorgó a Londres un mes para reducir a su personal diplomático en Rusia y dejarlo al mismo nivel que el de las misiones diplomáticas rusas en el Reino Unido.
Según la agencia de noticias RIA Novosti, que cita a un diplomático ruso sin revelar su nombre, el personal de las sedes diplomáticas británicas en Rusia supera en más de 50 personas al personal ruso en el Reino Unido.
Rusia ya había anunciado ayer la expulsión de 60 diplomáticos de Estados Unidos y ordenado el cierre de su consulado general en San Petersburgo, en respuesta a las sanciones impuestas por Washington por el caso del doble agente ruso-británico Sergei Skrypal, que el 1 de marzo pasado fue hallado inconsciente en un parque de Salisbury junto a su hija Yulia el 1° de marzo.
Yulia ya salió del estado crítico en el que se hallaba y mejora rápidamente, según informaron ayer fuentes del hospital en el que están siendo tratados, y su padre sigue en estado crítico, pero estable.
Londres acusa a Moscú de haber orquestado el ataque en represalia por haber traicionado a los servicios secretos rusos hace dos décadas, mientras que Rusia acusa al Reino Unido de no respaldar sus acusaciones con evidencias y de negarse a compartir materiales de la investigación.
Según Rusia, el propio Londres podría ser el responsable del envenenamiento debido a que en las inmediaciones de Salisbury tienen un laboratorio secreto en el que «se desarrollan armas químicas» y en el que días antes del episodio hubo ejercicios militares.
En su nota a Londres, Moscú insistió en su pedido de ser incluido en la investigación para «aclarar la verdad, buscar y localizar a las personas implicadas en lo ocurrido en Salisbury».
En ese sentido, el portavoz del Kremlin, Dmitry Peskov, anunció que ha convocado a una «sesión extraordinaria» del consejo ejecutivo de la Organización para la Prohibición de Armas Químicas (OPAQ), para presionar por una «investigación imparcial y objetiva».
Además, remarcó que Rusia no es responsable de la batalla diplomática.
«No es Rusia quien inició una guerra diplomática (…), no es Rusia quien inició las sanciones o la expulsión de diplomáticos», declaró a la prensa Peskov.