El portal Noticias Ambientales da cuenta en esta noticia de la crueldad humana por seguir una tradición totalmente absurda en las Islas Feroe, un lugar que cuando se lo ve se lo asemeja con un pequeños paraíso terrenal. Dice el texto:
«Este pequeño enclave del Atlántico Norte, un país autónomo dentro del Reino de Dinamarca, es el hogar de menos de 50.000 personas repartidas en poco más de 1.300 kilómetros cuadrados; es conocido por sus bellos paisajes y un clima sorprendentemente benigno (teniendo en cuenta que se hallan a la misma latitud que el sur de Groenlandia). Sin embargo, una vez al año, sus costas se tiñen literalmente de sangre.
En la tradición conocida como ‘Grindadráp’, los feroeses desatan una feroz caza de cetáceos que este año se ha cobrado cerca de 250 víctimas en tan sólo un día y en una localidad (la ciudad de Torshav en la isla Streymoy, la más grande del archipiélago); una cifra que, sin embargo, es únicamente una fracción de los en torno a 900 animales (ballenas piloto o calderones y delfines del atlántico; se estima que esta cifra representa cerca del 1% de la población mundial de las primeras) que cada año son asesinados de esta manera en las islas.
Estas cazas, que se desarrollan entre primavera y verano aprovechando la migración de estas especies hacia el norte, siguen un patrón común: los pescadores acorralan a los cetáceos hasta la costa utilizando sus embarcaciones y una vez allí son arponeadas en el cuello, buscando romperles la espina dorsal. Este sangriento método, aplicado a multitud de animales al mismo tiempo (a veces decenas e incluso centenas) llega a colorear las aguas de color rojo intenso.»