El canal de noticias árabe Al Jazeera denunció este viernes que los militares que gobiernan en Sudán clausuraron su oficina en Jartum y prohibieron a sus periodistas trabajar en el país.
En momentos donde miles de personas se manifiestan a diario en la capital sudanesa contra la ausencia de avances en las negociaciones entre la sociedad civil y los militares, que se resisten a ceder el poder a los civiles, Al Jazeera afirmó que, a pesar del cierre, continuará informando sobre Sudán y «no se dejará intimidar por las autoridades sudanesas».
«La red ve esto como un ataque a la libertad de los medios de comunicación, el periodismo profesional y los principios básicos del derecho de las personas a conocer y entender la realidad de lo que está sucediendo en Sudán», declaró la cadena qatarí en un comunicado que reprodujo EFE.
El director de la oficina de Al Jazeera en Jartum, Al Musallami Al Kabbashim, dijo a la agencia española que la Agencia de Inteligencia Militar y el Servicio de Seguridad enviaron una patrulla conjunta que informó a los trabajadores de la orden de cierre y de la retirada de la licencia «sin especificar ningún motivo» ni entregarles una carta oficial.
«Desconozco el motivo de la decisión del Consejo Militar de cerrar la oficina de Al Jazeera. Nuestra cobertura de los eventos actuales en Sudán es objetiva y equilibrada», dijo Al Kabbashim.
El canal de noticias cubría en directo a diario las actividades de la acampada opositora que está instalada desde el pasado 6 de abril frente al cuartel general del Ejército, donde se reúnen miles de personas para presionar a los militares para que entreguen el poder a una autoridad civil.
Los militares están en el poder desde el 11 de abril, cuando derrocaron al presidente Omar al Bashir, al calor de las protestas multitudinarias que comenzaron en diciembre pasado.
Los generales que tomaron las riendas del país africano cuentan con el apoyo de Arabia Saudita, Emiratos Árabes Unidos (EAU) y Egipto, tres países que en 2017 rompieron relaciones diplomáticas con Qatar, acusado de apoyar a grupos extremistas, algo que Doha niega.
Al Bashir, en cambio, contaba con el apoyo de los Hermanos Musulmanes y era cercano a Qatar y Turquía.