Tigre se impuso el sábado a Atlético Tucumán por 1 a 0 y se encuentra a un solo partido de lograr su primer título en el profesionalismo, al cabo de un accidentado encuentro disputado esta noche en el estadio «Monumental José Fierro», en el marco del cotejo de vuelta por una de las semifinales de la Copa de la Superliga.
Asimismo, el sorprendente conjunto de Victoria, que el año próximo jugará en la Primera B Nacional, podría estar ingresando a la Copa Sudamericana si la semana entrante se ponen de acuerdo respecto a este tema la Superliga, la AFA y la Conmebol.
El delantero uruguayo Hugo Silveira, a los 17 minutos del complemento, le dio el triunfo al elenco de Néstor Gorosito.
La formación tucumana terminó con dos hombres menos luego de las tarjetas rojas a Rodrigo Aliendro, a los 27 minutos del primer tiempo, y a Yonathan Cabral, a los 39 del mismo período.
Las tempranas expulsiones en el local condicionaron completamente este desquite. Un «Decano» impotente y muy nervioso no pudo con un «Matador» que no se regaló esta vez al disponer una táctica un tanto más especulativa que de costumbre.
La abultada diferencia que consiguió el «Matador» en Victoria provocó un evidente cambio en sendas estrategias. Un «Decano» desesperado por descontar el 0-5 del cotejo de ida se encontró con un visitante que no lució como en jornadas anteriores.
Plenamente consciente que la ventaja lograda le permitía abandonar cierto lirismo, Tigre dispuso en ofensiva solo a Federico González, quien pese al adelantamiento rival nunca tuvo chances de quedar mano a mano con Lucchetti.
A todo esto, el elenco tucumano intentó achicar la distancia ejerciendo una pertinaz presión desde el inicio aunque muchas veces cometió el pecado de confundir vehemencia con mala intención. Alentado por un estadio colmado, Atlético se paró en campo ajeno pero pocas veces logró ponerse cara a cara con Marinelli.
En una de ellas un disparo de Aliendro, a los 14 minutos, se estrelló en la base del palo derecho del exarquero de River, circunstancia que de haberse concretado le hubiera posibilitado a la formación de Zielinski alimentar alguna mínima esperanza.
Tras dicha ocasión y otra que no llegó a concretar Noir casi en la línea del arco, el dueño de casa comenzó a confundir vehemencia con mala intención, lo que provocó que el resistido Germán Delfino expulsara a dos jugadores locales en un puñado de minutos.
Si Atlético evidenciaba cierta impotencia con once, ya con nueve se dedicó a cumplir con el reglamento dando la sensación en el ambiente de una rápida capitulación de su parte.
El sagaz «Pipo» procuró resguardar a ciertos jugadores de cara a la final. Pese a ello y debido a una evidente superioridad anímica y futbolística doblegó a su debilitado oponente a través de un cabezazo de manual ejecutado por Silveira, tras un centro del ingresado Diego Sosa desde la izquierda.
Los últimos minutos mostraron la repudiable reacción de un sector de la hinchada local, quienes no dudaron en colocar en riesgo la integridad física del juez de línea Julio Fernández luego que le arrojaran enormes objetos congelados sobre su humanidad, circunstancia que colocó en riesgo la prosecución del match, siendo tal acto de barbarie el fiel reflejo de un estado de ánimo contrariado por una serie que a juzgar por el 6 a 0 global no tuvo equivalencias.