CLG dialogó con Cristian Marí, encargado del Área Social de Central, para conocer un poco más de la iniciativa en los barrios Las Flores y Las Heras
Los integrantes del Área Social de Central comenzaron hace poco más de un año con un proyecto para ayudar a los que lo necesitan. Así decidieron dar la merienda en dos barrios de Rosario, uno en Las Flores y otro en Las Heras. CLG dialogó con Cristian Marí, encargado del sector para conocer un poco más de la iniciativa.
Con la vocación de ayudar como motivo único, los integrantes del área se hacen cargo de que los chicos de ambos barrios puedan recibir al menos una comida. «Los chicos no tienen un espacio físico ahí, van con jarras o botellas. Los que están en los lugares los conocen y les dan la porción», explicó Cristian en el comienzo.
Además, agregó que como no se les puede entregar todos los días, sino día por medio, «se les da para que alcance más». Agrandando las porciones intentan asegurarse de que siempre tengan algo para comer, porque la infusión se acompaña con galletitas o pastelitos.
La actividad comenzó en abril de 2018 con un contexto socio-económico que demandaba de este tipo de actos. Actualmente, la situación se agravó. «Desde un principio fue bastante populoso todo. Pero en comparación al año pasado hay entre un 20 y 30% más de chicos», contó.
Los números no sorprenden, pero impactan. Cada vez que la merienda está lista, se acercan a «Las Heras, en promedio, de 200 a 250, y a Las Flores, de 400 a 450». Cristian y sus compañeros reciben una colaboración del Ministerio de Desarrollo, pero más allá de eso se las arreglan por su cuenta.
«Desde el club nosotros no recibimos nada porque tampoco lo pedimos, no es la idea generar un gasto más a la institución. Lo encaramos desde el área», aseguró. Y agregó: «Tenemos distintos ingresos, como las visitas al estadio. Tenemos productos que vendemos, diferentes jornadas, ahora vamos a hacer un té bingo, o hacemos almuerzos y cenas. Y así lo vamos bancando».
Actualmente, tanto en Las Flores como en Las Heras, los merenderos funcionan en hogares particulares. «Son compañeros que prestan su casa y ellos todos los días que hay merendero preparan todo y les dan. Es pura vocación de servicio», detalló. Aunque el anhelo máximo es lograr «edificar y tener un comedor en los dos lugares».
Voluntad, vocación y solidaridad es lo que mueve a este grupo de personas a llevar una merienda calentita y que llene la panza en dos barrios necesitados de la ciudad. Con esfuerzo y mucho trabajo, desde el Área Social de Central se aseguran de que cerca de 700 chicos tengan un plato de comida en la mesa.