Al menos una persona perdió la vida en Sri Lanka en las últimas horas tras el violento estallido contra la comunidad musulmana, que desató varios ataques. Por los incidentes, las autoridades establecieron el lunes un toque de queda. Mezquitas, comercios y vehículos han sido atacados. La víctima fatal es un comerciante musulmán, que falleció en el hospital tras ser linchado.
Todo comenzó cuando grupos de jóvenes armados con palos y barras de hierro irrumpieron en distintas zonas del norte del país. En cuestión de horas, la violencia se fue extendiendo por toda la isla, obligando a las autoridades a decretar el toque de queda y prohibir las manifestaciones y concentraciones. Además, se bloquearon las redes sociales para evitar que sirvan para atizar la tensión.
El Ejército ha sido desplegado para contener la violencia.
Esta escalada de tensión se produce menos de un mes después de la matanza del Domingo de Resurrección, cuando una serie de atentados contra iglesias y hoteles de lujo, reivindicados por el grupo Estado Islámico, dejó 258 muertos.