La bulimia o bulimia nerviosa es un trastorno de la alimentación que afecta a la propia imagen por lo que el también implica un trastorno psicológico. Quienes lo padecen se dan grandes atracones de comida de golpe y a escondidas. Tratan de compensar estos atracones, por culpa o vergüenza, con el vómito inducido, utilizando laxantes, enemas y diuréticos de manera inapropiada y/o haciendo mucho ejercicio para tratar de eliminar el exceso de calorías. Puede afectar a cualquier persona y edad pero el mayor número de casos suele darse en niñas preadolescentes y adolescentes y en mujeres jóvenes.
Causas de la bulimia
Biológicas, psicológicas y sociales
Se han apuntado como causas de la bulimia desde antecedentes familiares de trastornos alimentarios, factores biológicos relacionados con un momento vital en que hay una percepción negativa sobre la propia imagen, falta de equilibrio emocional y los valores sociales y de tendencia sobre el cuerpo ideal.
Como factores de riesgo de bulimia se han apuntado:
- Tener sobrepeso u obesidad en la niñez y en la adolescencia.
- El seguimiento de todo tipo de dietas sin ningún control médico y nutricional.
- Impulsividad y bajo autocontrol.
Hay dos tipos de bulimia:
- Purgativa. Tras el atracón la persona bulímica recurre a vómitos, laxantes y/o diuréticos para purgarse y así evitar aumentar de peso.
- No purgativa. Se compensa el atracón con ejercicio excesivo y/o con ayuno.
En ambos casos los atracones de comida pueden llegar a incluir ingerir comida sin cocinar o que están congelados o sacan comida de la basura. Las personas bulímicas son conscientes de que su manera de comer no es normal y lo ocultan.
Síntomas de la a bulimia
Atención al comportamiento
Es muy importante prestar atención a una serie de comportamientos ya que la persona bulímica puede ocultar su trastorno durante mucho tiempo no solo porque los atracones y las purgas se hacen a escondidas sino porque, además, pueden llegar a evitar el contacto social e, incluso, familiar.
Es crucial estar pendientes de:
- La percepción del propio peso aunque, frecuentemente, tienen un peso normal.
- Si hay autorrechazo, fuerte inseguridad o autoestima muy baja.
- Si hay heridas en la boca y/o en las manos.
- Síntomas de ansiedad y/o depresión.
- Si pasa/n mucho tiempo haciendo ejercicio.
- Evitan las comidas asegurando haberlo hecho ya.
- Va/n al baño inmediatamente después de las comidas.
- Si se siente placer antes del atracón y sentimientos de culpa y vergüenza tras él.
La bulimia, además, tiene síntomas físicos y algunos de ellos pueden llegar a ser graves:
- Caries dental y enfermedad en las encías.
- Deshidratación.
- Problemas digestivos.
- Periodos menstruales irregulares o ausentes en las mujeres.
- Abuso de alcohol y/o drogas.
- Bajo nivel de potasio en sangre lo que puede provocar arritmias.
- Rupturas del esófago.
- Inflamación de la garganta.
- Pancreatitis que puede llegar a ser crónica.
- Hemorroides.
- Estreñimiento.
- Caída del cabello.
- Piel seca.
- Debilidad en las piernas.
- Cambios en la voz.
- Dolor de cabeza.
- Desmayos frecuentes.
Diagnóstico de la bulimia
Multidisciplinar
Se llega al diagnóstico de bulimia si los atracones y purga son regulares, al menos dos veces a la semana durante un mínimo de tres meses. Para ello se revisará la historia clínica, se hará un examen físico, se solicitarán análisis de sangre y orina, y un electrocardiograma. También pedirá una evaluación psiquiátrica y/o psicológica en el que se tendrán en cuenta los criterios psiquiátricos para los trastornos alimentarios que en el caso de la bulimia incluyen:
- Preocupación constante por la comida.
- Vómitos autoprovocados.
- Uso de laxantes y otros fármacos.
- Periodos intermitentes de ayuno.
- Objetivos de peso siempre inferior al peso óptimo.
- Antecedentes o no de anorexia.
Tratamiento y medicación de la bulimia
Incluye psicoterapia
El tratamiento de la bulimia es multidisciplinar. Incluye psicoterapia, que puede incluir a la familia para ayudar a retomar el control de la alimentación y para ayudar a la propia familia a afrontar la situación; medicación y educación nutricional. Los casos más graves pueden llegar a necesitar hospitalización.
A nivel farmacológico se recomienda prescribir la fluoxetina como inhibidor selectivo de la recaptación de serotonina (ISRS); y en el plan de educación nutricional un nutricionista puede ayudar a plantear un plan dietético saludable con el seguimiento preciso para prevenir el hambre y los antojos realizando las comidas de forma regular.
También es muy importante que el paciente conozca a fondo la enfermedad y sus consecuencias y se implique en el aprendizaje nutricional.
Prevención de la bulimia
Promover la autoimagen positiva
Es crucial trabajar la autoestima y la autoimagen positiva además de reforzar los lazos familiares y afectivos. Hay que evitar la autocrítica, velar por mantener a raya la autoexigencia y el perfeccionismo y evitar revisar el propio peso en la báscula con demasiada frecuencia y no excediéndose con la práctica de ejercicio físico, según publicó La Vanguardia.
El entorno de la persona bulímica debe entender que se ha de evitar hacer comentarios críticos sobre el peso, tanto propio como ajeno, o incluso sobre la apariencia física. Es clave entender que la persona con bulimia es una persona que sufre y también hay que evitar controlarla. La opción más positiva es tener un diálogo constructivo y natural, sin forzar, que evite que se agobie y permita que sienta apoyo y comprensión.