Cerca de dos centenares de países acordaron este viernes que se prohíba la exportación de cargamentos de desechos plásticos contaminados, mezclados o imposibles de reciclar a menos que se obtenga la autorización expresa del país que lo recibirá, lo que hasta ahora no era necesario.
La decisión fue adoptada al término de una conferencia de dos semanas de los Estados partes de tres convenciones internacionales sobre productos peligrosos, una de las cuales regula el movimiento transfronterizo de desechos tóxicos.
Desde que China prohibió el año pasado la importación de la mayoría de residuos plásticos, los países del sudeste asiático se han visto inundados con grandes cantidades de esos desechos, según salió a relucir durante los debates. La decisión adoptada en la conferencia fue saludada con entusiasmo por numerosas organizaciones dedicadas a la defensa del medio ambiente que participaron en las reuniones como observadores, indicó la agencia EFE.
Los principales oponentes a la nueva restricción fueron Estados Unidos, Argentina y Brasil, señalaron delegados de la organización no gubernamental IPEN, una alianza de grupos que trabajan en temas medioambientales y de salud pública en un centenar de países. La industria del plástico y petroquímica también hizo escuchar su rechazo a la medida.
Estados Unidos es el mayor exportador de plásticos mezclados hacia países en desarrollo, con exportaciones que ascendieron a 157.000 contenedores en 2018.
«Es justo que los países tengan el derecho de rechazar la contaminación del plástico que atraviesa sus fronteras. China en este sentido elevó las ambiciones de otros países», comentó la activista Sirine Rached, de GAIA, una ONG que milita por las alternativas a la incineración de los desechos.
La contaminación del plástico ha alcanzado proporciones de epidemia. Se estima que en los fondos marinos hay 100 millones de toneladas de plásticos.