Por el Lic. Diego Sívori (*)
La osteoporosis constituye un problema de gran magnitud en el mundo y Argentina no queda excluida de esta problemática. Luego de los 50 años de edad, una de cada tres de nuestras mujeres y uno de cada cinco de nuestros hombres serán víctimas de una fractura osteoporótica y hasta a veces ni se darán cuenta.
Luego de 20 años, la Administración de Alimentos y Medicamentos de Estados Unidos aprobó una nueva droga llamada romosozumab para combatir la osteoporosis en mujeres postmenopáusicas, lo que es un punto a favor de la salud. Sin embargo, esperemos que no opaque la importancia de la educación alimentaria».
El concepto de medicalización en muchas enfermedades crónicas genera una agudización en la falta de responsabilidad con los cuidados personales. Esto, a su vez, lleva a empeorar el índice de la enfermedad, incrementando la epidemia. ¿Para qué voy a comer bien si ya salió la medicación?. Esta pregunta perpetúa nuestros malos hábitos alimentarios que son los verdaderos responsables de muchos de nuestros pesares.
Nuestros huesos, y principalmente los del las mujeres, son muy susceptibles a fracturas debido a la fragilidad y debilidad de los mismos. Nuestras vértebras, muñecas y caderas son las que más sufren, siendo estas últimas victimas de más de 90 quebraduras por día, aproximadamente 1 fractura cada 15 minutos, siendo ¼ de las mismas de consecuencia letal para la persona.
Dentro de las causas no modificables de la osteoporosis, tienen vulnerabilidad a la enfermedad aquellas personas con antecedentes familiares, personas con baja talla y delgadas, mujeres mayores de 50 años, y las personas de piel blanca. Sin embargo, entre las causas más significativas de nuestros «huesos porosos» se encuentran factores altamente modificables con el simple hecho de cambiar hábitos de vida.
El tabaco y el exceso de alcohol son dos grandes responsables de la osteoporosis a nivel mundial. El otro factor, no menos importante, es nuestra alimentación deficitaria en nutrientes clave a la hora de cuidar nuestros huesos, el calcio y la vitamina D. En Argentina suele haber déficits en el consumo de ambos nutrientes. Serían el Batman y Robin de los huesos; el calcio (a mi criterio Batman) se lleva el rol protagónico a la hora de lograr fortalecer nuestra estructura ósea, y la vitamina D (que le tocó el papel de Robin) es fundamental para que el calcio pueda cumplir sus funciones principales.
Dónde encontramos el calcio:
* En productos lácteos: leche, yogur, queso, ricota, postres lácteos.
* Pescados con estructuras cartilaginosas o pequeños huesos: sardinas, anchoas, salmón.
* Fuentes vegetales: frutos secos, semillas de sésamo y girasol, vegetales verdes oscuros, legumbres y alimentos fortificados (como jugos, cereales o tofu).
Dónde encontramos la vitamina D:
* Nuestro cuerpo puede sintetizar la mayor parte de la necesidad de nuestra vitamina D pero necesita del sol. Con una exposición de 10 a 15 minutos, 3 veces por semana, en horarios permitidos y sin protector solar, permite que nuestro cuerpo genere esta famosa vitamina.
* Al ser una vitamina afín a la grasa, solemos encontrarla en alimentos fuente de la misma como yema de huevo, vísceras como el hígado o riñón, pescados azules o grasos, y alimentos fortificados como las leches.
¿Sumar los buenos o restar los malos?
Muchas veces percibimos que nos pasamos consumiendo fuentes de calcio y nuestros huesos se encuentran cada vez más frágiles. Estas personas susceptibles quizás deban prestar atención a aquellos alimentos o sustancias que resultan inhibidoras en la absorción de calcio. Si bien los alimentos no son de carácter «maléfico» en estas circunstancias quizás conviene alejarlos de este mineral que debo cuidar. Me refiero a inhibidores como:
* Cafeínas: excederse en el consumo de la misma puede perjudicar la absorción de calcio.
* Fitatos: presente en productos integrales.
* Oxalatos: presente en vegetales de hoja y pencas.
* Taninos: presentes en el té.
* Sal y proteínas: el abuso de ambos contribuyen a incrementar la perdida de calcio por orina (calciuria), por lo que los planes de alimentación hiperproteicos quizás no serían adecuados para personas osteoporóticas.
La mejor forma de vivir en salud es la prevención y no la curación. Bienvenida la tecnología para ayudarnos a combatir nuestras dolencias, pero más aún bienvenida la medicina preventiva y los planes alimentarios saludables adecuados por un profesional en nutrición.
(*) Director de la Licenciatura Nutrición en la UADE (Universidad Argentina de la Empresa).