Una decisión sexista pone en el ojo de la tormenta al libro de los récords Guinness (Guinness World Records o GWR, en inglés).
Jessica Anderson es una enfermera profesional que trabaja en el Hospital Royal London. El domingo pasado batió el récord que se había propuesto con el fin de recaudar fondos para pacientes con pocos recursos. La mujer alcanzó la meta en 3 horas 22 minutos y 8 segundos, superando el récord establecido en 2015 por Sarah Dudgeon por unos 32 segundos.
Sin embargo, el libro Guinness decidió anular dicho récord porque iba vestida con su uniforme profesional, compuesto de pantalones y camiseta ancha color azul, en vez del antiguo uniforme que llevaban las enfermeras a principios del siglo XX, compuesto por un vestido blanco, delantal y cofia.
En declaraciones al portal especializado Runners’s World , Anderson consideró que los requisitos del récord eran “anticuados” y añadió que quedó “bastante sorprendida” cuando desde los Guinness rechazaron su pedido de reconsiderar los requisitos del atuendo.
“Algunas de las enfermeras con las que trabajo llevan vestidos pero la mayoría usamos batas o túnica y pantalones. Ciertamente nunca he visto a una enfermera trabajar con un vestido”, manifestó.
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