Cientos de miles de trabajadores marcharon este miércoles en todo el mundo por el Primero de Mayo para reclamar a los gobiernos más empleo y derechos laborales, en una jornada marcada en cada país por su propia actualidad política y social.
En Europa la situación más grave se registró en Francia, donde la manifestación en París derivó en choques entre radicales y fuerzas del orden que ensombrecieron el mensaje reivindicativo y terminaron con unos 250 detenidos.
Los incidentes eclipsaron las demandas tradicionales del 1 de mayo de los sindicatos franceses que, además de divididos, han quedado relegados a un segundo plano desde el inicio de las protestas de los «chalecos amarillos», hace más de cinco meses.
Los disturbios fueron protagonizados por grupos de anarquistas y de «chalecos amarillos» que iniciaron incendios y chocaron con algunos de los 7.400 policías desplegados ante temores a una violencia que al final no fue tan grave. El Ministerio del Interior dijo que 24 manifestantes y 14 policías resultaron heridos.
En España la celebración estuvo marcada por la formación del futuro gobierno, de allí que los sindicatos reclamaron un Ejecutivo de izquierdas que distribuya mejor la riqueza, además de otras reinvindicaciones como las exigencias de igualdad para las mujeres, de jubilaciones justas y de protección de los servicios públicos.
En Italia, los sindicatos salieron a la calle en Bolonia para reivindicar la defensa de una Unión Europea de «empleo, derechos y Estado social» y arremeter contra los nacionalismos y soberanismos en el continente.
Las mayores centrales eligieron este año para su manifestación conjunta Bolonia, tradicional baluarte de la izquierda, y congregaron a 30.000 personas para exigir «un cambio de ruta» en lo económico en el país. También en Alemania los sindicatos alertaron contra el auge de la extrema derecha y llamaron a frenarla con el voto en los comicios europeos del 26 de mayo.
En Rusia varios cientos de miles de personas salieron a la calle en Moscú, San Petersburgo y otras ciudades para celebrar el Primero de Mayo, una jornada festiva en ese país desde tiempos de la Unión Soviética, informó la agencia de noticias EFE.
La celebración en Turquía ha sido este año no solo la más multitudinaria, sino también la más pacífica, al no registrarse apenas incidentes en una jornada que en el último lustro se había caracterizado por la violencia y las detenciones.
En el norte de África, los sindicatos se manifestaron masivamente en Argelia para exigir un genuina transición política y la renuncia de toda la cúpula del régimen del ex presidente Abdelaziz Bouteflika, que dimitió forzado por las protestas populares y el Ejército.
Los congregados criticaron también al jefe del Ejército, el general Ahmed Gaid Salah, al recordar que fue un pilar del régimen corrupto al que ahora dice combatir para regenerar Argelia, aunque apoyaron su campaña de manos limpias lanzada contra la corrupción.
Al otro lado del globo, en Cuba, que conmemora este año el 60 aniversario de su Revolución, el Día del Trabajo congregó en las ciudades a decenas de miles de personas, que expresaron su rechazo a las nuevas sanciones de Estados Unidos, las más duras en décadas.
El presidente cubano, Miguel Díaz-Canel, y el ex mandatario y aún líder del Partido Comunista, Raúl Castro, encabezaron desde la tribuna la marcha principal, que partió de la emblemática Plaza de la Revolución de La Habana.
Mientras, en Brasil los sindicatos por primera vez hicieron un acto conjunto en esta jornada y las marchas enarbolaron críticas a la reforma previsional propuesta por el gobierno del presidente Jair Bolsonaro.
En Ecuador las marchas sindicales denunciaron el reciente acuerdo del gobierno con el FMI y reclamaron más trabajo digno y lucha contra la corrupción, mientras en Paraguay los trabajadores exigieron mejores condiciones laborales y salarios.
Asimismo, en Chile miles de trabajadores pidieron mejores salarios, condiciones dignas y estabilidad laboral, si bien una de las marchas en Santiago derivó en disturbios cuando grupos de encapuchados lanzaron bombas incendiarias contra bancos y comercios.
En Bolivia el presidente Evo Morales celebró el Primero de Mayo con al firma de decretos para aumentar un 3 % el salario mínimo nacional y un 4 % el sueldo básico o de contratación.