El cáncer de colon es el segundo tipo más frecuente en la Argentina y, si se lo detecta tempranamente, presenta altas tasas de curación, por lo que los especialistas aseguran que es fundamental la prevención y el diagnóstico a tiempo.
Entre los tipos de cáncer, el de colon es el segundo más frecuente, con cerca de 15.700 nuevos casos por año, representando el 12,6% del total de tumores, detrás del de mama y por encima del de próstata, según datos de 2018 del Instituto Nacional del Cáncer.
En 2017, unas 7.511 personas murieron por cáncer de colon en el país, lo que implica más de 20 argentinos por día en promedio y además 7 de cada 10 argentinos de entre 50 y 75 años no se realizaron ningún tipo de estudio para detectarlo, según la Encuesta Nacional sobre Factores de Riesgo para Enfermedades No Transmisibles llevada a cabo en 2013 por el Ministerio de Salud.
Los especialistas destacan la importancia de detectarlo a tiempo, ya que la gran mayoría de los pacientes puede curarse si se diagnostica y trata de manera temprana, por lo cual recomiendan concurrir al gastroenterólogo para realizarse los estudios correspondientes antes de que aparezcan síntomas.
Además, el cáncer de colon tiene una lesión precursora, el pólipo adenomatoso o adenoma, que si se detecta y se extirpa mediante la colonoscopía permite prevenir la enfermedad en la mayoría de los casos.
En aquellas ocasiones en las que se detecte tardíamente, el escenario es mucho más complejo, aunque hoy hay disponibles alternativas terapéuticas efectivas que contribuyen a mejorar la calidad de vida y el pronóstico de la enfermedad.
Los dos exámenes más frecuentemente utilizados para la prevención y detección temprana del cáncer de colon son el test de sangre oculta en materia fecal y la colonoscopía, cada uno con indicación según la consideración del especialista.
El primero se realiza en el hogar con un insumo médico sencillo y la colonoscopia conlleva una sedación leve con anestesia y permite examinar el interior del colon y recto a través de una cámara que se ubica en un tubo flexible. En este último examen se utiliza equipamiento avanzado a cargo de profesionales experimentados y de detectarse un pólipo este puede ser extraído en el mismo estudio.
«Estos exámenes son necesarios para la prevención y/o detección temprana. Algunos pacientes aún presentan reticencias a realizarse una colonoscopía, pero la realidad es que se trata de un procedimiento indoloro y puede ayudar a detectar lesiones premalignas o cáncer de colon en etapa temprana y su tratamiento permitirá salvar muchas vidas», expresó Ubaldo Gualdrini, médico gastroenterólogo y Miembro del Servicio de Coloproctología del Hospital de Gastroenterología Dr. Carlos B. Udaondo.
Por su parte, su par y cirujana proctóloga Karina Collia señaló: «Todos los mayores de 50 años deben visitar al especialista y realizarse estudios como la colonoscopía o el test de sangre en materia fecal con la periodicidad que su médico le indique».
«Si bien el cáncer colorrectal es de desarrollo lento, cuanto antes se diagnostique mayores serán sus posibilidades de tratamiento. En caso de detectar durante la colonoscopía la presencia de pólipos potencialmente cancerosos, este se extirpa y se envía a analizar, evitando que crezca y produzca un cáncer de colon», detalló Collia.
Síntomas
Algunos de los síntomas que podrían indicar la presencia de esta condición son cambios en la evacuación intestinal, sangrado en la materia fecal, dolor abdominal o rectal recurrente, anemia o pérdida repentina de peso. Sin embargo, lo ideal es acudir a la consulta antes de la aparición de los síntomas, ya que los mismos suelen presentarse en las etapas más avanzadas.
«Existen ciertos factores que pueden aumentar las posibilidades de tener cáncer de colon, entre los que se destacan ser mayor de 50 años, tener antecedentes de pólipos o de cáncer colorrectal en la familia o padecer enfermedad inflamatoria intestinal«, subrayó el médico gastroenterólogo y Director del Hospital Udaondo, Eduardo Sosa.
Sosa explicó que la mayor incidencia de la enfermedad ya instalada suele ser a partir de los 65 años y dijo que otros factores que aumentan a padecerlo son una alimentación y hábitos de vida no saludables, excesiva ingesta de carnes rojas y grasas, exceso de alcohol, tabaquismo, sobrepeso, sedentarismo y falta de actividad física.
«Para disminuir el riesgo de cáncer colorrectal se recomienda una alimentación saludable, con mayor ingesta de fibras, especialmente frutas y verduras, controlar el peso corporal, evitar el tabaquismo y el exceso de alcohol, realizar actividad física regularmente y acudir periódicamente al especialista para que le indique el examen apropiado de acuerdo a los antecedentes», indicó Gualdrini, quien además presidió de la Sociedad Argentina de Gastroenterología (SAGE).
Entre las opciones terapéuticas disponibles, la cirugía es la principal alternativa ya que permite remover el tumor y los ganglios linfáticos regionales y la quimioterapia, mediante la utilización de drogas puede asociarse con la cirugía o a veces como único tratamiento, dependiendo del estadio tumoral.
En el caso del cáncer localizado en el recto la opción de quimioterapia asociada a radioterapia previa a la cirugía permita mejorar los resultados. Por otra parte, en los últimos años se han desarrollado terapias de blanco específico con resultados muy alentadores para los estadios más avanzados.