En una evolución que busca ir más allá de los límites de los actuales modelos comerciales televisores 4K o los impresionantes TV 8K, Sony presentó una gigantesca pantalla 16K de ultra alta definición con un tamaño de casi 20 metros de ancho y 5,4 metros de alto. Este flamante prototipo ocupará gran parte del centro de investigación y desarrollo de la firma de cosméticos Shiseido en la ciudad de Yokohama, Japón.
La enorme pantalla de Sony tiene una resolución tal que le permite mostrar imágenes de 132 megapixeles (15360 por 8640 pixeles), es decir, 4 veces más pixeles que el 8K y 64 veces más pixeles por imagen que una pantalla FullHD.
Anunciada en el marco de la feria NAB de Las Vegas, por su tamaño ocupa casi dos plantas de la sede de Shiseido, y permitirá ir más allá de las prestaciones de las actuales pantallas 8K. De hecho, la compañía había desplegado esta tecnología hace cinco años en el aeropuerto de Haneda, Tokio, mediante el uso de decenas de pantallas más pequeñas.
Sin embargo, en este caso la enorme pantalla 16K de Sony fue desarrollada con diversos paneles sin bordes con Crystal LED, una tecnología que permite utilizar displays modulares, una técnica también utilizada por Samsung con las pantallas Microled en un anuncio realizado en la última feria CES 2019.
Sony asegura que la tecnología Crystal LED permite obtener imágenes con colores más intentos y brillantes, con un contraste que aprovecha al máximo las luces y sombras, con áreas con negros más plenos, de modo similar a lo que ofrecen las pantallas OLED. Por ahora, el objetivo de la compañía japonesa está en el despliegue de este tipo de pantallas en parques temáticos, museos, tiendas y en el sector corporativo, donde se requieren displays de grandes dimensiones sin dejar de lado una ultra alta definición de imagen.
Más allá de los 16K de la enorme pantalla instalada en las oficinas de Shiseido, la tecnología de Sony apunta a crear paneles modulares de ultra alta definición, de forma tal que se pueden apilar y formar pantallas a pedido del cliente, sin bordes visibles y sin perder la calidad de imagen para ofrecer experiencias inmersivas.
Fuente: La Nación