Los uruguayos irán a las urnas este año para elegir a quien suceda a Tabaré Vázquez en comicios que, por primera vez en 20 años, tienen un resultado incierto, aseguró un politólogo de ese país.
Adolfo Garcé, doctor en Ciencias Políticas y docente uruguayo, explicó en diálogo con Télam que esto se debe a que esta es la primera vez desde 2004 que no juegan activamente en los comicios Tabaré Vázquez, José Mujica y Danilo Astori, «los tres principales hombres del Frente Amplio que han venido gobernando en forma directa sobre la vida de los ciudadanos los últimos 15 años».
Garcé, quien ofreció una charla en la sede porteña del Centro para la Apertura y el Desarrollo de América Latina (Cadal), redondeó la idea asegurando que estas ausencias notables son las que podrían terminar con los tres mandatos consecutivos del FA (Vázquez, Mujica, Vázquez).
Aparte de Vázquez que no puede reelegir por cuestiones constitucionales,»Pepe (Mujica) no quiso ser candidato de nuevo, y Astori no pudo», agregó Garcé, quien tampoco se mostró en condiciones de asegurar quién ganará en la alianza gobernante las Primarias Abiertas a celebrarse el 30 de junio.
Garcé, quien también es docente y encuestador, agregó que los dos partidos tradicionales, el Nacional y el Colorado, encaran una Paso relativamente tranquila, pero para llegar al poder tendrían que reeditar un acuerdo para que el menos votado en primera vuelta apoye al otro en el balotaje.
«En general, los candidatos saben que en las Paso deben mostrarse como los más identificados con la política partidaria porque los votan los propios, pero luego deben flexibilizar algunas posturas en la elección general para lograr el apoyo de los ciudadanos no identificados con ningún partido», enunció.
«Este es el problema que tienen los candidatos del FA –completó- ya que al no estar Astori un sector centrista del electorado podría dejar de votarlo, y es más: hay bastantes diferencias entre lo que significan los socialistas Daniel Martínez, ex intendente de Montevideo y por ahora favorito para las Paso, o Carolina Cosse, ex funcionaria de Mujica y Vázquez e hija del actor argentino Villanueva Cosse».
Para Garcé, Martínez representa «la cara menos radical del FA, en tanto Cosse es todo lo contrario: una mujer que jamás nadie vio pestañear, muy firme en sus convicciones, inequívocamente de izquierda».
Más atrás en sus posibilidades, también se anotan en la interna frenteamplista Óscar Andrade, el dirigente sindical de mayor carisma y poder del país, y Mario Bergara, al igual que Andrade del Partido Comunista, pero con mayor perfil de economista, incluso con estudios en Berkeley, California.
Como ha venido ocurriendo en las últimas elecciones, el Partido Nacional (PN) emerge claramente como la segunda opción electoral con un casi seguro triunfo en las Paso de Luis Lacalle Pou (perdió en los últimos comicios contra Tabaré), seguido por otro veterano «blanco», Jorge Larrañaga, y un «recién llegado» a la política que despierta admiración y rechazo por igual: Juan Sartori, un empresario multimillonario, yerno de un magnate ruso, que hace mucho tiempo vive fuera del país y que, según cree recordar Garcé, «jamás votó» en el país vecino.
Sartori ha sacudido la escena política uruguaya a fuerza de poner dinero en publicidad o para «contratar» militantes, algo que lesiona gravemente la tradición política de todos los partidos, y según algunas proyecciones podría arrebatarle a Larrañaga la segunda posición en las Paso, lo cual pondría a Lacalle Pou en un brete: ¿le ofrecerá la candidatura a vicepresidente, como marca la historia, o -según muchos ya dan por descontado- le propondrá ese puesto al intendente de Colonia, Carlos Moreira, un «viejo lobo» del PN.
Corriendo muy atrás, pero con los votos que podrían llevar a Lacalle Pou al gobierno en una previsible alianza en el balotaje, el histórico Partido Colorado naufraga en una decadencia pronunciada que hizo que uno de sus pro hombres, el ex presidente Julio Sanguinetti, debiera volver al ruedo para evitar su desaparición.