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Alertas para identificar cuándo la soledad se convierte en un factor de riesgo para la salud


Pasar muchas horas solo, sentirse excedido por las decisiones de la vida cotidiana, desconfiar de todos, pasar demasiados días sin ninguna actividad, sentir tristeza o angustia en forma recurrente pueden ser alertas para identificar cuándo la soledad comienza a transformarse en un factor de riesgo para la salud, aseguran especialistas.

«Hay mucha evidencia de que la soledad tiene efectos epidemiológicos muy serios. Hay investigaciones que determinaron que la soledad mata más personas que la obesidad, el colesterol, la contaminación, etc.», indicó a Télam el psicogerontólogo Ricardo Iacub.

Y continuó: «Sin embargo, todavía no hay conciencia real de esto; cuando uno tiene colesterol alto va al médico pero no pasa lo mismo cuando una persona comienza a sentirse solo; además se sigue viendo como un problema personal y no social».

Si bien los estudios datan de años anteriores, el vínculo entre la soledad y la morbi-mortalidad de la población fue noticia en abril de 2018, luego de que en el Reino Unido se creara una secretaría de Estado que buscaba hacer frente a la problemática que, según se había relevado, en ese país afectaba a nueve millones de personas de todas las edades.

«Si bien la soledad puede traer problemas en cualquier edad, en las personas mayores la prevalencia es mayor por muchos factores que tienen que ver con el aislamiento, que es estar físicamente solo, aunque hay también sensación de soledad en personas que viven con sus familias porque no se sienten escuchadas ni tenidas en cuenta», describió Iacub.

La viudez, la discapacidad motriz e incluso la auditiva, la jubilación son factores que predisponen al aislamiento de esta población: «Cualquier persona que pasa dos días sin hablar con nadie vuelve al pasado porque es lo único que la puede alimentar, lo que termina generando angustia», explicó.

«Por otra parte -sostuvo- la toma de decisiones de lo cotidiano se hace más pesada estando solo. Cuando esas decisiones sencillas (qué como, qué compro si tengo que cambiar un electrodoméstico, etc) se vuelven muy pesadas aparece un estrés que va generando una ‘inflamación’ a nivel neuroendócrino que termina enfermando».

Iacub identificó además otros alertas como «volverse desconfiado de todos, lo que termina retroalimentando la soledad; o directamente sentirse angustiado o triste en forma recurrente; en todos estos casos es importante salir en busca de ayuda, como se haría cuando da mal un laboratorio de sangre».

En la ciudad de Córdoba, el Centro de Promoción del Adulto Mayor (Cepram) tiene desde 2003 un programa de Acompañamiento Telefónico a Mayores (ATM), una línea que recibe llamados y que en 2006 se transformó en el 0-800-444-4433.

«El 60% de los llamados son porque la persona se siente sola», detalló a Télam el psicólogo Andrés Urrutia, responsable del Cepram.

Añadió que «no toda persona se angustia con la soledad, pero sin duda el aislamiento predispone a sentirse solo; hay un componente demográfico que tiene que ver con el aumento de la esperanza de vida, pero también dialécticas culturales que profundizan esas soledades que son un retrato de la posmodernidad».

Urrutia sostuvo que «abordar el problema de la soledad desde una perspectiva social y comunitaria es clave: por un lado, ofrecer compañía y escucha en forma concreta; pero también se necesitan políticas públicas activas como son los programas que ofrecen actividades grupales, ya sea de estudio o de esparcimiento.»

Finalmente, subrayó que «también son importantes las redes de la vecindad, esos lazos de apoyos instrumentales por proximidad y en eso hace falta un compromiso de toda la ciudadanía que, por ejemplo, pueda hacer el mandado a un vecino que no se puede movilizar».