La imagen golpea. El icónico y pintoresco Bulevar Oroño es la escenografía. Autos y camionetas que van y vienen. Ciudadanos corriendo y otros caminando. En el cantero central, una mamá yace dormida sobre uno de los coquetos bancos blancos mientras sus dos hijas juegan. Muchos miran. Muchos opinan. Nadie intercede. Los minutos pasan y la escena no cambia. Una vecina de la cuadra donde está la facultad de Ciencias Económicas, con dolor y tristeza, levanta el teléfono intentando comunicarse con la Guardia Urbana Municipal. Suena y suena. Nadie atiende. Los minutos pasan y nadie contesta. En el cantero, las pequeñas juegan alrededor de su mamá. El viento comienza a soplar con intensidad mientras las nenas se asustan…
La imagen golpea. Y nadie hace nada. ¿El Estado? Ausente. ¿Las niñas? Desprotegidas y esperando… ¿qué esperan?
La imagen golpea. La imagen duele. Es Rosario. ¡Cuánta tristeza!