En Rusia, casi cien ballenas estuvieron encerradas por varios meses en jaulas marinas al este del país. La situación fue duramente criticada a nivel internacional, por lo que el gobierno ruso firmó un acuerdo con un grupo de científicos para liberarlas.
Entre los encargados de devolver estos animales a la libertad está el hijo del explorador marino Jacques-Yves Cousteau, que visitó la tristemente conocida como «prisión de las ballenas». En él se retenían 87 belugas y 10 orcas desde que fueron capturados el año pasado.
Cuatro empresas fueron las encargadas de crear esta «prisón de ballenas» porque tenían la idea de vender los ejemplares a parques marinos de China. La actividad está prohibida y es ilegal, pero genera beneficios millonarios.
Afortunadamente y por la presión internacional, los 97 animales serán reinsertados gradualmente a sus hogares de donde fueron sacadas el año pasado.