Se alertó que quedaron atrapados en los glaciares residuos radiactivos derivados de accidentes nucleares civiles o de ensayos nucleares, que podrían liberarse por el derretimiento vinculado al calentamiento global.
Un equipo internacional de científicos analizó la presencia de residuos radiactivos en los sedimentos de superficie de los glaciares del Ártico, en Islandia, de los Alpes, del Cáucaso, de la Antártida y del oeste de Canadá.
Hallaron residuos radiactivos en los 17 sitios analizados, muchas veces con concentraciones 10 veces superiores a los niveles hallados en otros lados.
«Son los niveles más elevados medidos en el medio ambiente fuera de las zonas de exclusión nucleares», explicó Caroline Clason, de la universidad de Plymouth.
Cuando los elementos radiactivos se desprenden a la atmósfera, caen en tierra por las lluvias ácidas, y pueden ser absorbidos por las plantas y los suelos.
Pero cuando caen bajo la forma de nieve y se instalan sobre el hielo, forman sedimentos más pesados, que se acumulan en los glaciares.
El accidente de Chernobyl en 1986 había provocado nubes radiactivas con cesio, que provocó luego lluvias ácidas y contaminaciones en Europa del Norte.
Con el calentamiento y el derretimiento, la investigadora se alarma en particular por el ingreso a la cadena alimentaria de uno de los residuos potencialmente más peligrosos, el americio, que se obtiene con la degradación del plutonio y que tiene una media vida de 400 años (contra 14 años para el plutonio).