Si su gato no muestra el menor indicio de respuesta cuando lo llama para que se acerque, no es porque no comprenda lo que le están diciendo. Según los especialistas, son muchos los factores que entran en juego, como por ejemplo: indiferencia glacial, discrepancias personales en la forma de entender la vida, rencor, mal humor o pura pereza, pero, en ningún caso, incomprensión.
Esta es la conclusión a la que ha llegado un nuevo estudio liderado por la científica Atsuko Saito, de la Universidad Sofía de Tokioque, y que fue publicado el pasado 4 de marzo en la revista científica Scientific Reports. Tras observar el comportamiento de un total de 78 gatos domésticos que viven con sus dueños o en cafés gatunos en Japón, Saito y sus compañeros llegaron a la conclusión de que los felinos conocen sus nombres y los reconocen incluso cuando los llama un desconocido.
Los científicos descubrieron que los gatos saben distinguir diferentes fonemas en las frases de los humanos y que «son capaces de discernir sus propios nombres de otras palabras». En lo que se refiere a esta capacidad de distinguir sus propios nombres de sustantivos generales, los investigadores no detectaron ninguna diferencia entre los felinos de café y los gatos que viven con sus dueños.
En el marco de la investigación los científicos reprodujeron ante los mininos cuatro palabras, seguidas del nombre del felino —todo pronunciado con la misma entonación— y grababan su respuesta y movimientos con cámara. Los animales no hacían mucho caso a las primeras palabras, pero cuando oían su nombre se mostraban receptivos y más activos, levantando las orejas y girando el hocico hacia la fuente del sonido.
«No hay evidencias de que los gatos tengan la habilidad de reconocerse a sí mismos, así que creo que, simplemente, asocian las palabras —los nombres en este caso— con recompensas o castigos», comentó Saito a The Guardian.