Cada 30 minutos un paciente con accidente cerebrovascular (ACV) muere o queda con una discapacidad permanente por haber recibido tratamiento en un hospital equivocado, por lo que es «fundamental» el rol de la ambulancia y la derivación a un centro adecuado, afirmaron neurólogos en un encuentro en Santiago de Chile.
Durante una mesa redonda con reconocidos neurólogos, se explicó la implementación de la iniciativa de atención médica «Angels», promovida por la European Stroke Organisation (ESO), que ya funciona en la Argentina.
«Se necesita un sistema que funcione para salvar vidas, y acceder a una buena atención prehospitalaria es clave para poner a funcionar ese sistema«, destacó el especialista argentino en Medicina de Emergencias Adolfo Savia.
El médico explicó que la ambulancia es la que hace las primeras atenciones y elige el hospital donde derivará al paciente, que no siempre es el más cercano.
«Es muy importante entrar al sistema a través de la ambulancia, que tiene que elegir el centro de salud y avisar en cuánto tiempo llegará con el paciente para que puedan prepararse y esperarlo», detalló.
Savia precisó que luego de un ACV «mueren 1,9 millones de neuronas por minuto», por lo que es «fundamental no perder tiempo esperando el ascensor o llenando formularios».
La iniciativa Angels, que fue presentada en el país en octubre de 2018, ofrece capacitaciones, simulaciones virtuales y protocolos estandarizados para tratar el ACV.
Comenzó a implementarse en Europa, y en Latinoamérica ya funciona en Argentina, «donde hay 79 centros públicos y privados enrolados, 39 en condiciones de tratar correctamente el ACV», Colombia, Chile, Ecuador y Perú, informó la organización.
Según la ESO, cuenta a nivel mundial con 1.500 hospitales con «metodología certificada», y la importancia de la iniciativa radica en que «más de dos tercios de los pacientes que sufren un ACV agudo no reciben tratamiento en un centro especializado».
La Unidad de ACV del hospital Ramos Mejía fue la primera en funcionar en un centro de salud público argentino y también la primera en la ciudad de Buenos Aires, contó el neurólogo y jefe de esa unidad, Leonardo González.
«En 2015 empezamos a hacer tratamiento trombolítico -que consiste en descomponer coágulos sanguíneos usando medicamentos- regularmente, porque hasta ese momento lo hacíamos de manera irregular. A partir de allí fuimos mejorando mucho los tiempos, y en eso Angels tuvo mucho que ver», afirmó.
El especialista detalló que la iniciativa global «brinda herramientas y entrenamiento para mejorar la atención».
«Como hospital público recibimos gran cantidad de población de la ciudad de Buenos Aires y también derivada de otros hospitales, por lo que el tiempo es fundamental. No debería pasar más de una hora desde que el paciente llega hasta que es tratado», afirmó González.
Y continuó: «Logramos esos tiempos gracias al entrenamiento. Hay que tener en cuenta que en un hospital público a veces se hace más difícil que en otros lugares, porque tenemos falencias que pueden tirar nuestro esfuerzo por la borda, como por ejemplo que no funcione un ascensor».
Por su parte el neurólogo vascular chileno Eloy Mansilla, jefe de la Unidad de Teleacv del Servicio de Salud Metropolitano Sur de ese país, explicó que existen dos tipos de ACV: isquémicos y hemorrágicos.
«El 80% de los ACV son isquémicos, es decir, que ocurren cuando un coágulo sanguíneo bloquea una arteria e impide el paso de la sangre. El 20% restante son hemorrágicos, y se producen cuando una arteria del cerebro se rompe», detalló en diálogo con esta agencia.
Según datos de la Organización Mundial de la Salud (OMS), 15 millones de personas sufren un ACV por año, de las que 5 millones mueren y otras 5 millones quedan con una discapacidad permanente.
En Argentina, se estima que cada 4 minutos una persona padece un ACV, que ocasiona 18.000 muertes anuales.