Por Dr. Marcelo César Terrés (*)
El cáncer colorrectal puede curarse hasta en un 90% de los casos cuando se lo detecta precozmente. En la Argentina causa anualmente 7.596 defunciones, lo que representa 20 muertes por día según el Instituto Nacional del Cáncer; y es la segunda causa de muerte por cáncer tanto en hombres como en mujeres, detrás del cáncer de pulmón y del de mama, respectivamente.
Estas cifras se deben a que en el momento del diagnóstico más del 60% de los casos presentan una enfermedad avanzada, circunstancia en la cual la sobrevida global a 5 años es de alrededor del 60%. Como país, deberíamos optimizar los métodos de detección temprana para poder alcanzar ese 90% de curaciones.
La clave es educar para disminuir los factores de riesgo, que en este tipo de cáncer son el consumo de tabaco (22% de la población), el consumo de alcohol (en litros de alcohol puro, hoy de 9,3 litros), el sedentarismo (40.1% de la gente) y la obesidad (26,5%), además del alto consumo de carnes rojas y de grasas saturadas.
También es necesaria la educación en el consumo de factores que protegen al organismo, como frutas y verduras frescas, ciertas vitaminas antioxidantes, una dieta rica en calcio y el uso -si estuviera indicado- de ciertos antinflamatorios.
Igualmente, el médico debe tener en cuenta los factores hereditarios, la edad, el antecedente de pólipos en el colon, entre otros; sobre los cuales actuar al momento de elegir el mejor plan para el paciente.
Es importante, además, la implementación de métodos de detección, no solo del cáncer sino también y fundamentalmente de las lesiones pre neoplásicas. En la mayoría de los casos, el cáncer colorrectal se desarrolla sobre una lesión polipoidea a la que llamamos pre neoplásica, que son los pólipos adenomatosos de colon habitualmente conocidos como pólipos. Desde que estos comienzan su desarrollo hasta que se transforman en cáncer transcurren varios años, con lo cual si se extirpan los pólipos, se logra evitar la aparición del cáncer en un alto número de pacientes.
Existen tres formas de detectarlos. Los test que demuestran la presencia de sangre oculta en materia fecal, que son de bajo costo y se pueden utilizar masivamente en estudios de población en general. No obstante, su eficacia no es muy alta.
La videocolonoscopia posee un costo más elevado y requiere preparación previa al estudio, pero también detecta el cáncer. Este es sin duda el mejor método, tiene una alta eficacia y permite no solo diagnosticar, sino también extirpar las lesiones polipoideas. Sin embargo, las videocolonoscopias son de difícil aplicación para realizar estudios poblacionales aún en países muy desarrollados.
Además, están los estudios radiológicos, sean estos de radiología convencional contrastada -requieren preparación, se irradia al paciente y no permiten objetivar lesiones pequeñas ni actuar sobre lo hallado- o la colonoscopia virtual, que utiliza como base la tomografía computada para la detección de lesiones colónicas pero no permite actuar sobre ellas.
El médico es, finalmente, quien decidirá qué estudio solicitar de acuerdo a los antecedentes y a los hábitos de cada paciente, luego de examinarlo según su necesidad. Si la sospecha de cáncer o de pólipos es muy alta (factores de riesgo, mayores de 45 años o antecedentes familiares), su médico probablemente elegirá comenzar con una videocolonoscopia.
Una vez diagnosticado el cáncer se debe realizar una evaluación completa a los efectos de lograr una correcta estadificación del cáncer, para planear el tratamiento más apropiado. Las posibilidades terapéuticas son: la cirugía; la quimioterapia; la radioterapia, sobre todo en el cáncer de recto; o el uso de sustancias monoclonales también de efecto antitumoral. El uso de cada uno de ellos -en forma aislada o combinada- permitirá, en un enfoque multidisciplinario, obtener el mejor resultado.
«Si la educación es cara, prueben con la ignorancia», supo afirmar Albert Einstein. Parafraseándolo, si creen que los métodos de detección son fastidiosos, engorrosos y caros, peor es la enfermedad.
(*) Profesor de la Facultad de Ciencias Biomédicas de la Universidad Austral. Jefe del Servicio de Cirugía del Hospital Universitario Austral.