Los jueces de la sala I de la Cámara de Apelación y Garantías de Morón, Fernando Bellido y Fabián Cardoso, recibieron la primera denuncia para ser sometidos a juicio político por «mal desempeño de sus funciones», tras firmar la libertad anticipada del detenido por el femicidio de Nadia Arrieta en Villa Tesei.
El pedido fue realizado en las últimas horas por la Liga Argentina por los Derechos del Hombre de la La Plata ante la Comisión Bicameral de Enjuiciamiento de Magistrados y Funcionarios del Honorable Congreso de la Provincia de Buenos Aires.
El documento, al que tuvo acceso Télam, lleva la firma de Iris Pereyra de Avellaneda, co presidenta de la entidad, y solicita que los jueces Bellido y Cardoso sean llevados a juicio político y destituidos por «mal desempeño de sus funciones, falta de cumplimiento a los deberes a su cargo, y posible comisión de delitos de acción pública».
Los magistrados fueron quienes ordenaron en octubre de 2014 la libertad de Néstor Maximiliano Montiel, quien en 2001 había sido condenado a la pena de 18 años de cárcel por el ataque a puñaladas contra una familia y el abuso a una chica, por lo que al momento del crimen de Arrieta (31) debía estar detenido.
Montiel había sido hallado responsable de robo agravado por el uso de arma, privación ilegal de la libertad agravada por violencia, abuso sexual agravado por el uso de arma, homicidio calificado por alevosía reiterado -cuatro hechos- en grado de tentativa, con vencimiento el día 21 de octubre de 2019.
En su presentación, Avellaneda sostuvo que la libertad concedida por los jueces Bellido y Cardoso «posibilitaron que el chacal pusiera fin a la vida de Nadia Arrieta cuando tendría que haber estado detenido».
Remarcó que «el mal desempeño de los denunciados no reviste mayor análisis, si consideramos que la señora Juez de Ejecución Laura Conti denegó el pedido defensista de conceder salidas transitorias».
En el escrito se señala que «el accionar de Bellido y Cardozo guarda similitud con el jury del juez de Ejecución de Penas de Gualeguaychú, Carlos Rossi, magistrado que liberó a Sebastián Wagner, quien luego terminara condenado a prisión perpetua por el femicidio de Micaela Garcia».
Rossi fue suspendido en sus funciones y será enjuiciado por mal desempeño, según decidió del Jurado de Enjuiciamiento entrerriano.
Idéntico es el caso del Juez de Ejecución de La Plata Jose Villafañe, quien le concedió la libertad a Edgardo Echegaray Biel, señalado como autor del homicidio de la niña de 12 años Abril Bogado, asesinada durante un intento de robo.
«La ciudadanía se pregunta por estos días con justificado enojo ¿que hacen los jueces, que emiten estos fallos que nos avergüenzan? ¿Por qué Nadia Arrieta no festejará más el Día de la Mujer? ¿Por qué jamás festejará un Día de la Madre? ¿No podrá recibir nunca más un te quiero de sus seres queridos?», señala la presentación.
En respuesta, se indica que «porque un violador homicida que tendría que haber estado detenido fue puesto en libertad por dos magistrados que lejos de cumplir con sus funciones viven de francachela en el ámbito judicial y político».
Además, en la presentación se cuestiona a Bellido por presuntamente formar parte de una organización no gubernamental llamada Puente, ya que esta actividad sería incompatible con su cargo.
El 1 de marzo al mediodía, Arrieta fue encontrada degollada, maniatada y en ropa interior dentro del negocio de venta de regalos llamado «NyB» que tenía junto a su madre, ubicado en la avenida Pedro Díaz 596, casi esquina Gluck, de Villa Tesei, partido de Hurlingham.
Montiel, que ya era buscado por el crimen Nadia, fue detenido días después en la localidad bonaerense de Sarandí, donde iba a encontrarse con su novia.
La clave para la detención fue el seguimiento y las escuchas directas que la Justicia había ordenado sobre un número de teléfono celular que usaba el sospechoso y que quedó incorporado a la investigación gracias a que la propia víctima la dejó anotado en un papel hallado en la escena del crimen.
Al momento de la detención de Montiel, los investigadores encontraron una bolsa celeste con un termo y dos latas para yerba y azúcar de las que vendía Arrieta, por lo que ahora se cree que hizo una compra por Internet para que la víctima se confiara y le abriera la puerta en el negocio el día del crimen.