Al restaurante de Alejandro Cabrera, en el céntrico barrio Juárez de Ciudad de México, acuden parejas tranquilas vestidas de trajes de oficina y hombres solos que leen en su computadora mientras comen.
Unos meses atrás, todo fue distinto a esta tarde de marzo cuando una chica se acercó al lugar porque intentaba huir de su novio.
«El chico se quería llevar a la fuerza a la chica, el chico traía una moto y me pegó con el casco. Nos metimos al local aunque ya estaba cerrado y le marcamos a una patrulla. Para mí fue algo impactante porque pensé que estaban jugando, porque la chica estaba grite y grite, y ves que hay parejas que se llevan pesado (fuerte), pero hay un momento en el que te preguntas qué es lo que realmente está pasando», dice Cabrera.
El incidente llevó al chef a inscribir su restaurante como uno de los primeros negocios de la iniciativa «SafePlaces» (lugares seguros), cuyo propósito es dar refugio a mujeres que se sientan amenazadas al andar por la calle en un país donde nueve mujeres en promedio son asesinadas diariamente y el 78% dicen sentirse inseguras.
Jazmín Martínez es la creadora de la iniciativa, surgida a inicios de febrero en medio de una ola de denuncias sobre intentos de secuestro dentro y en las inmediaciones del metro de la capital. Suman ya más de 500 empresas, incluidos restaurantes, bares, gimnasios y agencias vendedoras de autos.
Aunque no hay un protocolo específico que las empresas deban seguir si una mujer pide ayuda, Martínez sugiere que el personal les facilite el uso de un teléfono o celular para llamar a un familiar cercano, le dé algo de beber y le pregunte qué desea: si solo permanecer ahí hasta sentirse segura, ser acompañada a su casa o, incluso, llamar a una patrulla.
Temor en el metro
La iniciativa surge en un momento en que las mujeres se sienten particularmente vulnerables en Ciudad de México.
Según la secretaría de Gobernación (Interior), en enero las llamadas para denunciar acoso u hostigamiento sexual se incrementaron en un 20% a nivel nacional, situándose en 467 contra 386 en el mismo mes de 2018. Ciudad de México se colocó como el segundo lugar con más reportes al número de emergencias 911.
En las redes sociales, varias mujeres denunciaron cómo, dentro y en las inmediaciones del metro capitalino, grupos de dos o tres hombres trataban de llevárselas en autos que aguardaban a escasa distancia. Alguno de esos individuos fingían ser los novios de las mujeres a las que querían secuestrar.
«Esa noche iba de regreso a casa, acababa de leer uno de estos testimonios y me percaté de que en ese momento caminaba por una calle poco iluminada y que los únicos lugares abiertos eran restaurantes y bares. Pensé que si eso -un intento de secuestro- me sucediera a mí, lo único que podría hacer sería correr hacia uno de estos lugares y pedir ayuda», cuenta Martínez al narrar cómo fue gestando su iniciativa.
La fiscalía capitalina ha abierto 48 investigaciones tras denuncias de secuestro o tentativa en las inmediaciones del metro.
«Supe que se trataba de un secuestro»
Uno de los testimonios que más visibilidad tuvo fue el de Siomara Hernández, agente de seguros de 21 años. Cuando caminaba hacia el metro en el sur para regresar a su oficina después de visitar a un cliente, un par de hombres la interceptaron.
Siomara cuenta que uno de ellos hizo una llamada telefónica y dijo que por ella «le darían un buen billete (mucho dinero)».
«Fue en ese momento cuando supe que se trataba de un secuestro y no de un asalto», dice a la AFP la joven, que pudo escapar gracias a que el vigilante de un edificio cercano confrontó a los sospechosos.
Para Martínez, un elemento clave en todos los casos que se compartieron en redes sociales fue que extraños intercedieron para ayudar a las jóvenes.
«La iniciativa ha tenido tanto eco porque responde a una necesidad inmediata. Es momento de pasar de ser testigos a ser actores porque la gente quiere ayudar. Por eso vemos a empresas no solo de la Ciudad de México sino de diferentes estados que se han sumado a SafePlaces», afirma.
Martínez asegura que esta iniciativa es sólo el comienzo pues busca patrocinio para desarrollar una aplicación móvil que incluya un botón de pánico y que le indique a las mujeres cuáles son los lugares seguros más próximos a ellas cuando sufran acoso o sean víctimas de un intento de secuestro.