Poner una tele en el dormitorio de tu hijo puede comprometer su salud física y psicológica futura. Además de sustituir otras actividades más enriquecedoras, demasiadas horas solo frente a la pantalla puede explicar, en parte, un mayor sobrepeso, peores hábitos de alimentación y dificultades socioemocionales de adolescente, asegura un estudio publicado en «Pediatric Research» y que será presentado este jueves en la Convención Internacional de Ciencia Psicológica, en París.
«Los primeros años son un periodo crítico del desarrollo del niño», explica la autora principal del estudio, Linda Pagani, profesora de la Facultad de Psicoeducación dela Universidad de Montreal.
El riesgo de pasar tantas horas delante de la pantalla es que no tenga suficientes interacciones físicas y sociales que promuevan su desarrollo, alerta Pagani. Para probar esta hipótesis, los investigadores examinaron si existía un vínculo entre tener un televisor en el dormitorio a los 4 años, durante el período preescolar crítico para el desarrollo neurológico, y los problemas físicos, mentales y sociales en la adolescencia temprana.
Pagani y su equipo analizaron los datos de 1.859 niños nacidos entre la primavera de 1997 y la de 1998, que eran parte del Estudio Longitudinal de Quebec sobre Desarrollo Infantil coordinado por el Instituto de Estadística de Quebec.
Para evaluar su salud a los 13 años, calcularon su índice de masa corporal y les preguntaron por su ingesta de comida basura. Para medir los problemas psicológicos, los profesores evaluaron cuánto estrés emocional enfrentaban los niños; y los adolescentes también completaron una cuestionario corto sobre depresión infantil. En cuanto a las dificultades sociales, los maestros reportaron cómo eran las relaciones de los niños con sus compañeros y si sufrían acoso. Todas estas medidas son buenos predictores de la salud física y mental posterior en la edad adulta
Los resultados del estudio fueron claros: tener una tele en la haitación a los 4 años hizo más probable que el niño tuviera después un índice de masa corporal significativamente más alto, hábitos dietéticos poco saludables, niveles más bajos de sociabilidad y más altos de estrés emocional, síntomas de depresión, victimización y agresión física, con independencia de los factores individuales y familiares que pudieran predisponerles a estos problemas.
«El lugar donde se ubicala televisión importa», afirma Pagani. La experta alerta además de que su estudio se llevó a cabo con niños que en aquella época solo tenían acceso a la televisión, mientras que hoy en día tenen acceso a otros dispositivos con pantalla. «Las recomendaciones de la Academia Americana de Pediatría tienen sobradas razones para promover zonas libres de pantallas, también en casa, teniendo en cuenta las implicaciones para el desarrollo de los niños. Nuestro estudio apoya una postura firme en las pautas de los padres sobre la disponibilidad de las televisiones y otros dispositivos», señala Pagani.