Rita Segato, antropóloga argentina referente del pensamiento feminista latinoamericano, diferenció entre «escraches y linchamientos», al analizar la metodología de denuncias de algunas adolescentes por hechos violentos de sus compañeros de colegio, y consideró que la juventud «necesita más herramientas para negociar».
Lo hizo durante una charla pública que brindó ayer ante más de 1,500 personas en la Universidad de San Martín (Unsam).
Segato, investigadora del femicidio en Ciudad Juárez, México, autora de libros y ensayos sobre violencia hacia las mujeres, desarrolló su vasta carrera profesional en distintos países latinoamericanos y en Irlanda.
Ahora, de regreso al país, dictará una cátedra en la Unsam, que se presentó ayer a través de un reportaje público que la tuvo como protagonista, entrevistada por la periodista Mariana Carbajal.
Ante un auditorio mayoritariamente joven, la académica comentó que se reunió con los rectores de dos colegios secundarios de la Ciudad de Buenos Aires para hablar de los escraches que algunas estudiantes hacen de compañeros de estudio por violencia y abuso.
«En los dos relatos está la idea de que entender la cuestión de género es entender la educación secundaria. Allí vemos la catástrofe del género. El feminismo pilgrim (peregrinos puritanos) de Estados Unidos versus el feminismo de las mal fundadas repúblicas criollas», dijo.
Y explicó que «con algunas excepciones como la de Judith Butler (filósofa feminista estadounidense), el feminismo pilgrim acata la idea de que durmiendo con un abogado en la almohada voy a resolver los problemas entre los chicos y las chicas», comentario que despertó risas y aplausos del auditorio.
«Nosotros no podemos entrar por ese camino porque nuestra sociedad, nuestra historia, nuestra fundación colonial, son diferentes. Lo central es dar herramientas a las chicas y los chicos, a los hombres y las mujeres, para que puedan negociar su relación. Y eso el feminismo lo está descuidando», aseveró.
Consideró que «las personas tienen que poder negociar sin la mediación de los Estados, que siempre nos van a traicionar. Si no aprendemos de la historia, demos clases de relojería».
E insistió: «Tenemos que dar a la juventud herramientas para que puedan negociar, decir qué quieren, qué no quieren y hasta dónde. Nuestro mundo es un mundo de conversación, la Argentina todavía es un país donde las personas conversan».
«Pero está sucediendo que los chicos y las chicas no están pudiendo conversar más sobre sus expectativas relativas a su sexualidad, a sus deseos (porque) hay una desconfianza extrema entre muchachos y muchachas», lamentó Segato.
De esta situación -que calificó como «negativa»- señaló que «tiene que ver con el punitivismo, con el castigo, que no es lo mismo que el escrache, que es una justicia noble y debatida a lo largo de muchos meses cuando no había justicia ni Estado».
Agregó entonces: «En ese período, e inclusive hoy, el escrache es la forma de hacer justicia por la propia gente, pero no es espontaneísmo. No es un linchamiento»
Recordó que «los escraches a los genocidas en la Argentina siempre supusieron largos períodos de preparación. Ahí hay un justo proceso, con un patrón, un protocolo y una forma de juzgar, de decidir y de punir». Y diferenció: «En el linchamiento no lo hay».
Para Segato, el riesgo mayor para el feminismo «es caer en el linchamiento moral sin parámetros claros del justo proceso. Esos errores podrían poner en jaque muchas conquistas y escraches que fueron bien procesados. La punición no lleva a una disminución de los problemas que tenemos».
Y el mejor ejemplo «es que los femicidios no disminuyen».
La cátedra libre de Rita Segato se llamará «Pensamiento Incómodo» y comenzará a dictarse en abril en la Unsam.