Según se desprende del primer informe de la OMS sobre la salud de los desplazados en Europa
Si bien los migrantes y los refugiados suelen gozar de un buen estado de salud general, corren el riesgo de caer enfermos mientras se desplazan de un sitio a otro o durante su permanencia en los países de acogida, debido a las deficientes condiciones de vida o a los cambios en su estilo de vida. Esta es la principal conclusión del primer «Informe sobre la salud de los refugiados y los migrantes en la Región de Europa de la OMS», publicado hoy por la Oficina Regional de la OMS para Europa.
«Hoy en día, los sistemas políticos y sociales se esfuerzan por estar a la altura del reto de responder a los desplazamientos y la migración de un modo humano y positivo. El informe, el primero de este tipo, nos da una idea de la salud de los refugiados y los migrantes en la Región de Europa de la OMS, en un momento en que el fenómeno de la migración se extiende por todo el mundo», dice la Dra. Zsuzsanna Jakab, Directora Regional de la OMS para Europa.
El informe, preparado en colaboración con el Instituto Nacional de Salud, Migración y Pobreza de Italia (INMP), resume los datos disponibles más recientes sobre la salud de los refugiados y los migrantes en la Región de Europa de la OMS —a partir del examen de más de 13 000 documentos— y los avances logrados por los países en la promoción de su salud.
Vulnerabilidad frente a las enfermedades transmisibles y no transmisibles
Los refugiados y los migrantes parecen verse menos afectados que sus poblaciones de acogida por muchas enfermedades no transmisibles en el momento de su llegada; sin embargo, si viven en condiciones de pobreza, su estancia prolongada en los países de acogida aumenta el riesgo de que sufran enfermedades cardiovasculares, accidentes cerebrovasculares o cáncer. Como es probable que los migrantes y los refugiados cambien su estilo de vida y hagan menos actividad física y consuman menos alimentos saludables, también están más expuestos a los factores de riesgo de las enfermedades crónicas.
Los procesos de desplazamiento en sí mismos pueden provocar que los refugiados y los migrantes sean más vulnerables a las enfermedades infecciosas. Ahora bien, en el informe se subraya que, por ejemplo, la proporción de refugiados y migrantes entre los casos de tuberculosis registrados en un país de acogida varía considerablemente en función de la prevalencia de esta enfermedad en la población de acogida, y que una proporción significativa de migrantes y refugiados que son VIH‑positivos contrajeron la infección tras su llegada a Europa. A pesar de la creencia generalizada de lo contrario, solo existe un riesgo muy bajo de que los refugiados y los migrantes transmitan enfermedades a su población de acogida.
«El nuevo informe proporciona información detallada sobre qué debe hacerse para responder a las necesidades sanitarias tanto de los migrantes y refugiados como de la población de acogida. A medida que los migrantes y los refugiados se vuelven más vulnerables al riesgo de desarrollar enfermedades transmisibles y no transmisibles en comparación con la población de acogida, es necesario que tengan acceso en tiempo oportuno a servicios sanitarios de calidad, como el resto de la población. Esta es la mejor manera de salvar vidas y de reducir los costos del tratamiento, así como de preservar la salud de los ciudadanos residentes», recalca la Dra. Jakab.
Principales conclusiones y mitos desmentidos
Los migrantes internacionales representan solamente el 10% (90,7 millones) de la población total de la Región de Europa de la OMS, de los cuales menos del 7,4% son refugiados. En algunos países europeos, los ciudadanos estiman que hay 3 ó 4 veces más migrantes de los que hay realmente.
Pese a que las enfermedades transmisibles suelen estar relacionadas con los desplazamientos y la migración, hay una creciente concienciación de que diversas afecciones agudas y crónicas también requieren atención.
Los refugiados y los migrantes presentan menor riesgo de contraer cualquier tipo de cáncer, excepto el cáncer cervicouterino. Sin embargo, el cáncer en estos dos grupos tiene más probabilidades de ser diagnosticado en una etapa avanzada, lo que puede conducir a resultados sanitarios considerablemente peores en comparación con los de la población de acogida.
La depresión y la ansiedad tienden a afectar más a los refugiados y los migrantes que a las poblaciones de acogida. Sin embargo, la variación en función del grupo de migrantes de que se trate y en los métodos utilizados para evaluar la prevalencia hacen que sea difícil sacar conclusiones definitivas.
En general, la tasa de incidencia y de prevalencia de la diabetes entre los refugiados y los migrantes, así como de mortalidad por esta enfermedad, es mayor que entre la población de acogida, registrándose tasas más elevadas entre las mujeres.
Los refugiados y los migrantes pueden presentar un mayor riesgo de desarrollar enfermedades infecciosas debido a su exposición a las infecciones, la falta de acceso a la atención sanitaria, la interrupción de la atención y las malas condiciones de vida durante el proceso de migración. Por lo tanto, es necesario protegerlos y asegurarse de que los dispensadores directos de atención sanitaria comprendan los riesgos.
Aunque los refugiados y los migrantes pueden llegar a Europa con una inmunización incompleta o interrumpida, es probable que los índices de vacunación aumenten con la duración de su estancia. La respuesta inmediata a los recién llegados es asegurarse de que se les administren las vacunas básicas según el programa de vacunación del país de acogida.
El acceso a los servicios sociales y de salud varía en el conjunto de la Región de Europa de la OMS. Factores tales como la condición jurídica, las barreras lingüísticas y la discriminación suelen influir en esta variación.
Los menores no acompañados son vulnerables a la explotación sexual y experimentan mayores tasas de depresión y síntomas de trastorno por estrés postraumático.
Los hombres migrantes sufren muchas más lesiones relacionadas con el trabajo que los trabajadores no migrantes.
También se elaboraron varios documentos de orientación para llevar a la práctica las conclusiones del informe. Cada uno de ellos aborda un aspecto concreto de la salud de los refugiados y los migrantes proporcionando herramientas, estudios de casos y evidencias en los que puedan basarse las prácticas y las políticas encaminadas a mejorar la salud. Estos ponen el foco en los ámbitos de la salud materna y del recién nacido, la salud infantil, la promoción de la salud, la salud mental y el envejecimiento saludable. Los documentos se elaboraron con el apoyo financiero de la Comisión Europea.
Hacia unos sistemas de salud adaptados a las necesidades de los refugiados y los migrantes
Los países de la Región de Europa de la OMS están avanzando en la aplicación de la estrategia y el plan de acción para la salud de los refugiados y migrantes, adoptados en 2016 por el Comité Regional de la OMS para Europa con el fin de orientar los progresos en los aspectos sanitarios de los desplazamientos de población. Con todo, aún queda mucho por hacer para avanzar hacia sistemas de salud adaptados a las necesidades de los refugiados y los migrantes, como por ejemplo:
proporcionar una cobertura sanitaria de calidad y asequible, así como protección social, para todos los refugiados y migrantes con independencia de su condición jurídica;
lograr que los sistemas de salud sean respetuosos con las diferencias culturales y lingüísticas para eliminar las barreras de comunicación;
- velar por que los trabajadores sanitarios cuenten con los equipamientos necesarios y con una amplia experiencia para diagnosticar y tratar las enfermedades infecciosas y no infecciosas más comunes;
promover las intervenciones multisectoriales relacionadas con la salud de los refugiados y migrantes; y
mejorar el acopio sistemático de datos comparables sobre salud de los refugiados y los migrantes.
La Oficina Regional de la OMS para Europa y los asociados seguirán apoyando la aplicación de la estrategia y el plan de acción, y prestando asistencia a los países para paliar las posibles deficiencias en la prestación de los servicios sanitarios. Ello incluye la formación del personal sanitario, la prestación de asistencia técnica, la realización de misiones conjuntas de evaluación de la salud pública y del sistema sanitario, y la formulación de recomendaciones de política mediante el uso del conjunto de herramientas de la OMS a fin de prepararse para los grandes flujos de refugiados y migrantes.