El concejal Eduardo Toniolli, titular del Observatorio Social del Transporte, denunció una fuerte caída interanual en la cantidad de boletos cortados en el transporte público de Rosario al cabo de 2017. En números, una merma de 8 millones que se traduce en una retracción del 6,46% en la utilización del sistema. Las cifras surgen, aclaró el edil, de los estudios de costos con los que el Ente de la Movilidad fundamenta sus pedido de aumento del pasaje. No están volcados en forma explícita, pero se pueden inferir de las variables informadas oficialmente, agregó ante una consulta de El Ciudadano.
“De los estudios de costos de diciembre 2016 y diciembre 2017, que el Ente de la Movilidad acaba de remitir al Concejo Municipal, surge que en el 2016 se cortaron 127.585.684 boletos, y al año siguiente 119.332.947, es decir 8.252.737 boletos menos, que representan una caída de 6,46% de usuarios en un año”, señaló Toniolli, y acotó que “la caída ya había comenzado en el 2016 con respecto al 2015, luego de cuatros años de cierta estabilidad en la cantidad de pasajeros”.
Toniolli precisó que la cantidad de viajes, como dato indirecto, surge de multiplicar el kilometraje anual del sistema por la cantidad de pasajeros transportados por kilómetro. Esos parámetros, señala, sí están explicitados en los estudios de costos que el Ejecutivo envía al Concejo. Otras cuantificaciones respecto de la prestación del servicio, agrega, permanecen en las sombras. Como por ejemplo, el mapa interactivo que –GPS mediante– permitiría saber en tiempo real dónde está cada unidad y cuántas hay efectivamente en circulación en cada momento.
Sobre las causas de la retracción, que en ese caso implica un círculo vicioso de menos pasajeros, más costos, peor servicio para compensar y, de nuevo, menos usuarios, Toniolli menciona varios factores, algunos propios del sistema de transporte local –valor de la tarifa o baja en la calidad de prestación del servicio–, y otros ligados a la políticas macroeconómicas (nacionales), como la pérdida del poder adquisitivo del salario.
El dirigente admitió que el peso de cada factor sobre el retroceso en el uso del sistema en beneficio o bien de formas más contaminantes de movilidad –autos o motos– o más económicas –bicicleta o a pie– es difícil de establecer con los datos oficiales. No obstante, señaló: “Uno encuentra por un lado situaciones que hemos denunciado desde el Observatorio y hablan de una pérdida en la calidad del servicio, como menores frecuencias, hacinamiento en las unidades, cese de prestación en horario nocturno de algunas líneas, que sumado a los sucesivos aumentos del boleto (que en noviembre de 2015 salía 5,75 pesos y hoy exactamente el doble, suelen empujar al usuario a buscar otras alternativas para movilizarse”. Respecto a las variables que escapan al control municipal, agregó: “Sin dudas, hay que agregarle a todo esto el impacto de las políticas económicas que viene aplicando (el presidente Mauricio) Macri desde que asumió, con un salario real que en dos años cayó entre un 7 y un 10%, dependiendo del rubro, un salario mínimo que perdió un 12% y un tercio de la población activa en peores condiciones aún porque no tiene paritarias”. Sobre esto último, puso un ejemplo gráfico al señalar que en noviembre de 2015 el salario mínimo equivalía a 971 boletos de colectivo en Rosario, mientras que ahora, antes de otra inminente suba, es de 826.
“Todos estos factores se asemejan a una tormenta perfecta”, resumió Toniolli, y se apoyó en la dinámica del servicio: “El gráfico de la cantidad de usuarios del transporte público rosarino comienza a asemejarse a un tobogán empinado, como lo fue a fines de la década de los 90 y principios de 2000, en pleno auge de políticas de ajuste y recesión”.
Fuente. El Ciudadano