Los servicios que se brindan a través de aplicaciones de Internet están cada vez más instalados en la sociedad. La medicina parece no quedarse atrás de lo que en Argentina se conoce como “la uberización” de la economía.
El fenómeno llamado “telemedicina” es, para muchos, producto de la economía. La cantidad de consultas de rutina y la poca disponibilidad de médicos para atender a la población mundial en su totalidad, son el factor principal del crecimiento de las consultas médicas por videollamadas.
Según la consultora IHS Markiet, el número de consultas médicas virtuales en Estados Unidos alcanzará los 105 millones para el 2022, comparados con los 23 millones registrados en el 2017.
El estudio de la consultora reveló que para 2030 podría haber 50 mil doctores menos que los que se necesitan. Debido a esto, en ciertos lugares como Asia, las consultas por medio de aplicaciones como Telehealth, Halodoc y Doctor Anywhere ha crecido a pasos agigantados.
De acuerdo a varias firmas encuestadoras, dos quintas partes de la población de jóvenes entre los 22 y 38 años en Estados Unidos, están inclinándose por las consultas médicas virtuales para los servicios de rutina.
En lugares donde el servicio de salud es público, como Reino Unido o Canadá, la telemedicina se concentra en atender a los más jóvenes y que los adultos mayores se atiendan de manera tradicional.
Pero, ¿Cómo funciona?
Como la mayoría de las consultas que diariamente reciben los médicos son seguimientos, análisis de laboratorios o renovaciones de recetas, cosas que, según los defensores de esta modalidad, “pueden hacerse por videollamada”.
Se trata de aplicaciones de teléfono, en la que, al momento de abrirla, se pide una consulta, y luego se te asigna una enfermera o un médico. Finalmente, los “médicos virtuales” abren unos gráficos electrónicos y se realiza una video llamada. El servicio cuesta unos US$200 al año para inscribirse y las consultas virtuales son gratuitas.