La Semana de la Moda femenina de Milán se inaugura este martes con un calendario marcado por 60 desfiles, 81 presentaciones y 33 eventos bajo el estandarte de la diversidad, de la inclusión y del rechazo al racismo.
Las grandes firmas de la moda, entre ellas Fendi, Prada, Giorgio Armani, Missoni, Moschino, Cavalli y Gucci, regresan a las pasarelas milanesas con sus nuevas colecciones para el invierno, mientras nuevos talentos se preparan para debutar.
La fiesta de la moda italiana inicia con el primer desfile en la capital lombarda de la popular firma Benetton, con una colección ideada por Jean-Charles de Castelbajac.
Otro desfile que genera muchas expectativas es el de la firma Bottega Veneta, con la primera colección firmada por su nuevo director artístico, el inglés Daniel Lee, proveniente de Celine.
Entre los recién llegados, pero que como Benetton tienen más de 30 años de historia en el mundo de la moda, figura la Maison Martin Margiela, que eligió Milán para presentar la nueva colección de su línea MM6.
Para algunas casas, esta semana de la moda será una oportunidad para olvidar los escándalos y las controversias que han marcado los últimos meses.
Dolce e Gabbana, boicoteada en China tras la publicación en las redes sociales de tres videos considerados racistas y sexistas, desea conquistar la confianza de los compradores con un mensaje a favor de la inclusión.
Lo mismo le ocurre a la marca de lujo italiana Prada después de que tuvo que retirar de sus vitrinas navideñas a unos artículos con connotación racista.
Una serie de objetos exhibidos en un escaparate de la tienda Prada del Soho neoyorquino desató revuelo en las redes sociales debido a que aludían a caricaturas racistas, conocidas como la «cara negra», es decir rostros de negros con los ojos abiertos de par en par y gruesos labios que, en los siglos XIX y XX, sirvieron para ridiculizar a los negros, mostrándolos como ignorantes, ingenuos o perezosos.
También la célebre firma Gucci tuvo que disculparse por las ofensas y errores por la venta de una capucha negra en su última colección, que para muchos observadores se inspiraba al temido grupo racista Ku Klux Klan.
– Toma de conciencia
Además de las disculpas públicas a través de comunicados de prensa o videos en las redes sociales, la pasarela representa la verdadera oportunidad para que las firmas de la moda demuestren que se han «despertado», el nuevo término para manifestar que han tomado conciencia de las injusticias y discriminaciones que padece buena parte de la población mundial.
Como es ya tradición, los desfiles y eventos se llevan a cabo en distintos puntos de la ciudad: desde museos, como el de Ciencia y Tecnología, un monasterio a disposición de los diseñadores jóvenes, hasta el mercado del Fashion Hub, instalado en antiguas fábricas transformadas en espacios de exhibición.
También la renombrada Bolsa de Valores servirá de escenario para las prendas de Versace así como la escalinata al lado del Palacio Real en Piazza del Duomo.
Del célebre cuadrilátero de moda, en la zona de Via Montenapoleone, los visitantes podrán pasar a los barrios remodelados, que en pocos meses hospedarán la mayor cita del diseño mundial con el Salón del Mueble y el Fuorisalone.
Pero la semana de la moda milanesa es ante todo un momento de mercado. En el 2018 el sector generó un volumen de negocios de 160 millones de euros, según adelantó Carlo Capasa, presidente de la Cámara Nacional de la Moda Italiana.
Según las previsiones, el crecimiento del sector se reducirá ligeramente en comparación con años anteriores, con un crecimiento del 1% en 2019 en lugar del 2,5% alcanzado en los años anteriores.
Las exportaciones del Made in Italy son claves y este año pesan las sanciones y los impuestos.
«Las empresas del mundo de la moda representan el 12% de Producto Interno Bruto y dan trabajo a 700.000 personas», resumió Capasa.