Comercios y oficinas de gobierno comenzaron a abrir en Haití luego de diez días de violentas protestas contra la corrupción y por el abrupto aumento de los precios de la comida, el gas y otros necesidades básicas en semanas recientes.
El transporte público volvió a funcionar en la capital, Puerto Príncipe, donde la gente hacía cola para comprar alimentos, agua y garrafas de gas, mientras cuadrillas levantaban barricadas tras las masivas protestas que exigieron la renuncia del presidente Jovenal Moise. Al menos nueve personas murieron por la represión de las manifestaciones.
El mandatario se ha negado a dimitir, aunque su primer ministro, Jean-Henry Céant, dijo el fin de semana que accedió a reducir el presupuesto de Ministerios, limitar los viajes de funcionarios y eliminar todo privilegio no esencial, incluyendo tarjetas prepagas de celular.
Céant también prometió investigar presuntas irregularidades en el manejo de fondos de un programa por el cual Venezuela suministraba a Haití petróleo subsidiado y dijo que Moise dio la directiva de que la Justicie audite todas las empresas estatales.
Pero muchos haitianos han dicho no confiar en esas promesas, y las escuelas permanecieron hoy cerradas por temor a mayor violencia, pese al llamado del gobierno para que los estudiantes y la ciudadanía se reintegrarán este lunes a sus actividades.
Los precios se han disparado en las últimas semanas en Haití, el país más pobre del Hemisferio Occidental, de 10,5 millones de habitantes. El litro de nafta rondaba hoy los 130 gourdes (1,57 dólares, o unos 63 pesos argentinos), y una lata de porotos costaba unos 7 dólares, informó la cadena CNN.
La inflación ha sido de dos dígitos desde 2014, y el costo de vida creciente ha indignado a muchos haitianos, el 60% de los cuales vive con dos dólares por día.