Para Boca, más que nunca, la ilusión es lo último que se pierde. Tras un primer tiempo en el que le costó la elaboración, el Xeneize se asentó en la segunda parte, sobre todo a partir de los cambios, encontró equilibrio en Marcone y desequilibrio en Zárate, y logró un trabajado triunfo 2-1 frente a Lanús. Emmanuel Mas y el ex Vélez marcaron para el local; José Sand festejó para la visita.
Con presión extendida y las líneas bien juntas para no ofrecer espacios, Lanús apretó en la salida e incomodó a Boca. Eso generó que al local le costara hacerse de la pelota, elaborar fútbol. No resultó extraño, entonces, que las mejores acciones del Xeneize partieran de transiciones rápidas, del juego directo.
A los 13′, Zárate abrió para Buffarini, quien cedió para el ingreso de Lamendra, que conectó el balón sin fuerza. Y, a los 22′, Pavón y Benedetto edificaron una pared en velocidad, pero el cordobés definió ancho.
A los 44, Buffarini tuvo la última chance de la primera parte con un remate cruzado. Pero sin conducción, la imagen de Boca no dejó conformes ni a los fanáticos ni a Alfaro.
En el segundo el partido se desató. Mauro Zárate fue protagonista de ese quiebre: a los 10′, asistió a Emmanuel Mas para que, de cabeza, abriera el marcador. Y, luego de que a los 13, José Sand sacara el manual del delantero-centro para anotar el empate con una mediavuelta, el ex Vélez, a los 15, firmó el 2-1. Cristian Pavón desbordó por la derecha y el reemplazante de Tevez usufructuó el centro atrás para convertir.
En ventaja, llegó el tiempo de lucimiento Iván Marcone. A un toque, siempre bien ubicado, le insufló tranquilidad al traslado, mejor acompañado por los ingresados Nandez y Emmanuel Reynoso, con más intérpretes con los que dialogar. De todas maneras, con la movilidad de Lautaro Acosta, los balones cruzados al incansable Sand y el empuje de la necesidad del Granate, Boca padeció hasta el final