Por Leonardo Coscia
Los trastornos neurológicos infantiles son enfermedades del sistema nervioso central y periférico que afectan el cerebro, la médula espinal, los nervios y los músculos del niño.
Pueden ser congénitos o de nacimiento, por herencia, causados por un traumatismo, por exposición a productos químicos tóxicos, tumores e infecciones.
En ese contexto, estudios en todo el mundo han demostrado los beneficios del uso de la terapia de oxigenación hiperbárica en varias condiciones de la neurología infantil: autismo, cefaleas y parálisis cerebral entre otras.
A largo plazo se comprobó que ofrece avances en la mejora de la función motora.
Los trastornos neurológicos infantiles pueden presentar síntomas específicos como retrasos en el desarrollo, falta de coordinación, cambios bruscos de estado de ánimo, rigidez muscular, dolores de cabeza persistentes, pérdida de la sensibilidad, parálisis, espasmos musculares o convulsiones.
Entre las condiciones neurológicas infantiles más comunes se encuentran:
– Parálisis cerebral: es una afección permanente causada por una lesión neurológica en el período prenatal. Es la causa más frecuente de discapacidad en la infancia. Tiene una prevalencia de 2 a 3 casos por cada 1000 recién nacidos. Los niños con esta condición tienen deficiencias motoras (les cuesta más sentarse, gatear, mantenerse de pie, caminar) y pueden presentar dificultades para deglutir, retraso cognitivo, problemas visuales o auditivos, epilepsia y deficiencias en la comunicación.
– Espectro autista: es un grupo de trastornos del desarrollo que incluyen el trastorno autista, el síndrome de Asperger y el trastorno generalizado del desarrollo no especificado (TGD). Los chicos con esta condición pueden mostrar falta de interés por otros niños, dificultad para establecer contacto visual, evitan el contacto físico, utilizan un lenguaje literal (no entienden doble sentido) y realizan movimientos repetitivos y auto estimulantes como el balanceo, el movimiento de aleteo de manos o caminar de puntillas, entre otros.
– Cefalea: se define como el dolor o malestar referido a la cabeza. Es un motivo de consulta muy frecuente en la edad pediátrica, tanto en atención primaria como en los servicios de urgencias. Se estima que representa entre el 1 y 2% de las consultas de urgencias y está confirmado que 5 de cada 100 niños en edad escolar sufren cefaleas con una relativa frecuencia.
La terapia convencional para los trastornos neurológicos infantiles es multidisciplinaria y puede incluir estimulación temprana, terapia del lenguaje, terapia ocupacional, psicopedagogía, terapia psicológica, apoyo en la lectura y escritura, rehabilitación de los trastornos de la atención y terapia familiar, entre otras.
Una vez definido el diagnóstico, los médicos indicarán el o los tratamientos más adecuados.
El Tratamiento de Oxigenación Hiperbárica como terapia complementaria.
Diversos estudios en distintas partes del mundo mostraron los beneficios del uso de la terapia de oxigenación hiperbárica en varias condiciones de la neurología infantil.
En 2014 el investigador Arun Mukherjee y su equipo presentaron evidencia convincente de que, en combinación con la rehabilitación intensiva estándar (SIR), el tratamiento en cámara hiperbárica puede ser un método neuro terapéutico efectivo para niños que padecen disfunciones neurológicas debidas a parálisis cerebral.
Lo más relevante de este estudio es que los resultados a largo plazo fueron muy beneficiosos, específicamente en la mejora de la función motora.
Por otra parte, Investigaciones de BMC Pediatrics proponen esta terapia indolora para el tratamiento del autismo.
Un estudio aleatorio realizado a 62 niños encontró que aquellos que recibieron 40 horas de tratamiento durante un mes fueron menos irritables, más receptivos cuando las personas les hablaban, hicieron más contacto visual y fueron más sociables que los que no hicieron el tratamiento en cámara hiperbárica.
En el estudio se observó también que eran menos sensibles, ya que algunos niños autistas experimentan una sobre carga sensorial por ruidos fuertes y ruidos de fondo.
Estos estudios comprobaron que este tipo de terapia puede atenuar las dificultades cualitativas de interacción social, disminuir falta de empatía y reciprocidad social, mejorar la capacidad para reconocer, responder a gestos y expresiones y mejorar la comunicación y la flexibilidad en razonamientos y comportamientos.
Según indica Leonardo Ramallo, médico de BioBarica y Especialista en Psiconeuroinmunoendocrinología, «el uso de cámara hiperbárica estimula el crecimiento de la fibra nerviosa en el cerebro y el resto del cuerpo, disminuye la inflamación, favorece la oxigenación y función neuronal, mantiene la integridad y protección del cerebro y tejido nervioso y aumenta el flujo sanguíneo en el cerebro».
«Estos efectos solo se logran con tratamientos realizados en cámara a menos de 2 atm, debido a que de esta manera se logra conseguir el oxígeno diluido a dosis adecuada y no tóxicas para la rehabilitación de las neuronas», dijo Ramallo.
Asimismo, el grupo de investigadores del Paul Harch en varios trabajos científicos y en su libro «The oxygen revolution» detalla su experiencia con el tratamiento de oxigenación hiperbárica en la rehabilitación de hipoxias cerebrales en niños por ahogamiento, hipoglucemias severas y traumas cerebrales severos, además de niños con parálisis cerebral y autismo.
La conclusión es que esta terapia logra avances en la rehabilitación, incluso tiempo después de haber sufrido la lesión o el accidente en el cerebro, e igualmente disminuye los síntomas del síndrome tardío post trauma cerebral.
Clínicamente la terapia de oxigenación hiperbárica también ha sido reportada como un tratamiento exitoso para la cefalea desde al menos 1989.
Se aplica para las migrañas porque desinflama el tejido neuronal, redistribuye el flujo cerebral, reduce la inflamación y el edema y disminuye síntomas y episodios. .
El tratamiento con Oxigenación Hiperbárica (TOHB) es un método no invasivo que consiste en suministrar oxígeno a altas concentraciones en una cámara hiperbárica presurizada a un mínimo de 1.4 atmósferas ATM (superior a la presión atmosférica ambiental normal que es de 1 atmósfera).
Así, la persona está respirando oxígeno cercano al 100%.
En el interior de la cámara los niños pueden estar acompañados por adultos e ingresar con objetos para lograr una estadía placentera.