Con obras de la época victoriana del siglo XIX, afiches de películas protagonizadas por mascotas como «Lassie», o una pantalla interactiva que le dice al visitante a qué raza canina se parece, el próximo viernes abrirá sus puertas en Nueva York el Museo del Perro.
Se trata de una reinauguración, dado que el museo abrió sus puertas en la isla de neoyorquina de Manhattan en 1982 y entre 1986 y 2017 se trasladó a la ciudad de Saint Louis, en el estado de Missouri.
«Empezamos en Nueva York, pero por falta de espacio el museo se movió a Saint Louis, aunque estaba muy lejos de la ciudad y no teníamos muchos visitantes, así que cuando movimos el AKC a las nuevas oficinas también nos trajimos de vuelta el museo», explicó a Efe el director de la institución, Alan Fausel.
El retrato de una San Bernardo de 1896, inmortalizada en un lienzo de grandes dimensiones por la pintora británica estadounidense Maud Earl (1864-1943), es una de las piexas destacadas de la colección.
Fausel remarcó los cuadros del británico Edwin Henry Landseer (1802-1873), «un incomparable pintor de perros y el artista favorito de la reina Victoria de Inglaterra (1819-1901)», incluidos en la pinacoteca de AKC, entidad que emite sus propias reglas para la crianza de perros.
Entre los tesoros figura también un retrato canino de 1990 de Millie, la springer spaniel del expresidente estadounidense George Bush y su esposa, Bárbara Bush, recostada en el jardín sur de la Casa Blanca junto a una pelota roja.
La perra presidencial saltó a la fama en el año en el que fue inmortalizada por protagonizar el libro «Millie’s Book», escrito por la primera dama, y que aborda la vida en la Casa Blanca. Sus ventas superaron a las memorias del anterior inquilino del 1600 de la avenida Pensilvania, Ronald Reagan.
«Además de tener una de las mejores colecciones de pintura británica del mundo sobre perros, también tenemos seis pantallas digitales interactivas, algunas divertidas e interesantes sobre cómo entrenar a tu perro. Pero también tenemos dos mesas sobre razas con toda la información sobre las 193 aceptadas por la ACK», señaló el director.
La mayoría de los cuadros son de la época dorada de la pintura de perros, entre 1840 y 1940, aunque también tenemos algunas obras contemporáneas, así como fotografías, estatuas y carteles de películas protagonizadas por perros, como «Lassie» o «Babe», el cerdito que quería ser un pastor alemán.
El origen, la historia y características de todas estas razas se pueden seleccionar en una amplia pantalla táctil a disposición de los visitantes, que también pueden hacerse una fotografía para que un programa de reconocimiento facial le diga cuál es su ‘pedigrí’, que puede ser el de un chihuahua o el de un russell terrier.
Además, en otra pantalla de gran tamaño, «Mollie», una perra virtual, enseña al visitante a educar a una mascota para hacer que ladre, recoja una pelota o se siente.
Entre los paisajes de la campiña inglesa victoriana, pequeñas porcelanas caninas, algunas fotografías contemporáneas y estatuas de tamaño natural, el museo esconde algunos otros detalles como un collar de la segunda guerra mundial con un compartimento para mensajes desde el frente, o una vitrina dedicada a la memoria de Smoky, una diminuta yorkshire terrier que el soldado estadounidense William A. Wynnese se llevó como compañía a la Segunda Guerra Mundial.
El esqueleto de Belgrave Joe, un fox terrier muerto en 1888 y considerado el padre de la estirpe de los fox terrier de pelo liso, es otro de los secretos que esconde este pequeño museo al que, de momento, no están invitados sus protagonistas, los perros.