El canopy, uno de los productos fuertes de Esquel este verano, ofrece a los turistas la sensación de volar hasta dos kilómetros a más de 100 metros de altura entre el bosque patagónico, y disfrutar de vistas panorámicas de valles, montañas y bosques, informó la Secretaría de Turismo local.
Con la misma mecánica que la tirolesa, es un deporte extremo que se diferencia por tener sus estaciones en la copas de los árboles, con sistemas de ajuste que no dañan los troncos que las sostienen.
A unos 35 kilómetros de Esquel y a cinco del Parque Nacional Los Alerces, está el Centro de Montaña Pueblo Alto, donde se pueden hacer estos desplazamiento con poleas suspendidas por cables de acero inoxidable, en declives por dentro del bosque andino patagónico.
Ninguna otra actividad ofrece la combinación de vistas que se obtienen tanto en panorámica desde las estaciones, del parque Los Alerces, como del interior del bosque, al atravesar su verde espesura, en un recorrido tan vertiginoso como seguro.
Con el frondoso Parque Nacional Los Alerces como vecino, entre coihues y cipreses se pueden recorrer tramos de hasta 500 metros y pasar sobre el cañadón de un río a unos 110 metros de altura, quien se deslice por sus siete cables y ocho estaciones habrá recorrido un total de 2.000 metros.
La amplitud visual da la impresión de infinitud y se regenera, según si el día es de sol o está nublado, con la posibilidad de ver montañas ubicadas a más de 150 kilómetros.
La adrenalina del vuelo, la fascinación que genera la contemplación del paisaje y las sensaciones del aire -aveces convertido en viento- en el cuerpo llevan a diario a numerosos turistas extranjeros, nacionales y residentes de la Patagonia a practicar esta experiencia.
Turismo de Esquel asegura que esta actividad está presente en su distrito desde 2009 y «cuenta con los estándares más altos en materia no sólo de seguridad para quien lo practica sino también para el resguardo ambiental», lo que habilita a practicarlo tanto a jóvenes como a adultos.