En el marco del grave conflicto en Venezuela, del que Estado Unidos es parte, no puede soslayarse la cuestión del oro negro, el petróleo. El país caribeño tiene la mayor reserva y eso no es algo que pase inadvertido por el gigante norteamericano.
En un articulo publicado por la BBC se expresa que Estados Unidos ya ha impuesto de sanciones en los últimos dos años que afectan a funcionarios del gobierno de Maduro, restringiendo el acceso de Venezuela a los mercados de deuda estadounidenses y bloqueando las operaciones con las personas implicadas en el comercio del oro venezolano.
Pero hasta ahora, el gobierno de Trump no ha tomado medidas que afecten directamente las importaciones de petróleo, que son una fuente clave de efectivo para Venezuela.
Una confrontación sobre el personal de la embajada de Estados Unidos en Caracas podría llevar a la Casa Blanca a dar ese paso.
Pese a esto, analistas advierten que las sanciones petroleras probablemente tendría un efecto limitado sobre el régimen de Maduro, el cual podría redirigir sus cargamentos hacia países aliados como China y Rusia, al mismo tiempo que culparía a Washington de las privaciones que sufren los venezolanos, esta decisión tendría consecuencias sobre Estados Unidos, que en octubre del año pasado importó casi 20.000 barriles diarios de petróleo venezolano.
«Al final de cuentas, hay una relación mucho más simbiótica entre Venezuela y la Costa del Golfo», señala Richard Nephew, investigador principal del Centro sobre Políticas Globales de Energía de la Universidad de Columbia, quien trabajó en las sanciones contra Irán durante el gobierno de Obama.
Nephew cree que los comentarios de Bolton sobre darle apoyo a la oposición indican que Estados Unidos puede estar trabajando de forma más seria en la preparación de un paquete de ayuda. Pero advirtió que «colocar el dinero en las manos de la oposición es mucho más complicado».