El papa Francisco llegó a Panamá este miércoles para un encuentro con la juventud católica, en un ambiente especialmente tenso en América por el giro que tomó la crisis en Venezuela.
Mientras el jefe del Vaticano volaba hacia Panamá, el gobierno de Nicolás Maduro rompió relaciones con Estados Unidos tras la decisión de la Casa Blanca de reconocer jefe del Parlamento, el opositor Juan Guaidó, como presidente interino.
Francisco descendió por la escalerilla del avión a las 16H34 (21H34 GMT) en la capital panameña, para participar en la Jornada Mundial de la Juventud (JMJ) que se llevará a cabo hasta el domingo.
Como es normal en el Pontífice argentino, tras saludar a las autoridades civiles y al Arzobispo de Ciudad de Panamá, Mons. José Domingo Ulloa, Francisco ha roto el protocolo y se ha dirigido a saludar personalmente a los fieles agolpados detrás de la valla, presentes en el aeropuerto para no perder detalle de la histórica visita.
El pontífice argentino, de 82 años, regresa después de un año a una América Latina sacudida por su mayor ola migratoria -que envuelve especialmente a los jóvenes- y el brusco coletazo de la crisis en el país petrolero.
Los representantes diplomáticos de diferentes países americanos, islas caribeñas y España han saludado al Santo Padre, así como los cardenales y acompañantes del Papa han saludado al presidente panameño y a su esposa.
El arzobispo de Panamá, José Domingo Ulloa, también llamó la atención sobre la «nula respuesta» de los gobiernos frente a los problemas sociales que involucran a los jóvenes: «Los lanzan a cifrar sus esperanzas en otros países, exponiéndoles al narcotráfico, la trata humana, la delincuencia y tantos otros males».
Por eso, «anhelamos» que esta visita «sea un bálsamo para la difícil situación con la que conviven» muchos jóvenes, expresó Ulloa ante la multitud en el Campo Santa María la Antigua del paseo marítimo de Ciudad de Panamá.
Pero el mensaje de alivio no será exclusivamente para los jóvenes, sino también para la propia Iglesia.
Durante su estadía, Francisco visitará un centro de detención juvenil y tiene previsto un encuentro con enfermos de sida en un centro de asistencia.
Asimismo, prevé reunir a unos 70 obispos de Centroamérica.
Al menos siete presidentes acudirían el domingo a la última misa del papa en la JMJ: Jimmy Morales (Guatemala), Juan Orlando Hernández (Honduras), Salvador Sánchez Cerén (El Salvador), Carlos Alvarado (Costa Rica), Iván Duque (Colombia) y Marcelo Rebelo de Sousa (Portugal), además del anfitrión Juan Carlos Varela.
La misa final se realizará en las afueras de la capital panameña, donde se ha levantado una gigantesca tarima para que a lo largo de casi tres kilómetros los asistentes puedan seguir la intervención del pontífice.
Un gigantesco mural contra la xenofobia y el racismo, en forma de vitral, decorará el altar.