El escritor argentino Patricio Pron ganó este miércoles la XXII edición del Premio Alfaguara con una novela titulada «Mañana tendremos otros nombres», que explora la complejidad de las relaciones amorosas atravesadas por la dinámica de consumo y transformadas por aplicaciones como Tinder, que permiten escoger o descartar pareja a partir de una enigmática combinación de algoritmos.
Como ocurrió en los últimos años con Eduardo Saccheri, Ray Loriga y Jorge Volpi, el galardón volvió a recaer sobre un autor conocido y perteneciente al catálogo de la casa editora, según el fallo que calificó a la obra elegida como «una fascinante autopsia de una ruptura amorosa que va más allá del amor» que opera como «el mapeo sentimental de una sociedad neurótica donde las relaciones son productos de consumo».
Pron es un escritor y crítico rosarino que está radicado en España desde hace más de diez años, adonde recaló después de estudiar Filología Germánica en la ciudad alemana de Gottingen.
Tiene 43 años y ha escrito siete novelas y seis volúmenes de relatos que se destacan por la versatilidad del registro y por sus extensos títulos, como «El mundo sin las personas que lo afean y lo arruinan» y “No derrames tus lágrimas por nadie que viva en estas calles».
Los protagonistas de «Mañana tendremos otros nombres» son «jóvenes urbanos de trabajos brillantes aunque precarios y mal pagos, que van y vienen, se tocan y se destocan», según describió el presidente del jurado, el español Juan José Millás, quien también adelantó que la novela transcurre en un mundo «donde las costumbres culturales han sido sustituidas por hábitos de consumo: el marido no ama a la esposa, la consume».
Pron subió al escenario de la sede madrileña donde se anunció el fallo y sostuvo que su texto intenta capturar las variables habitualmente invisibilizadas que gravitan en una relación amorosa, como las dinámicas económicas, los dispositivos tecnológicos y las cuestiones sociales.
«Se trata de un momento donde el concepto de amor está cambiando como no lo había hecho en muchos años. Y al tiempo que se conforman nuevas parejas y nuevas formas de unión, resulta cada vez más difícil imaginar cuál es el final feliz de un amor. Y en ese sentido mi apuesta personal era tratar de comprender eso y ademas imaginar un final feliz para dos personas que no tienen nombre y que son parcialmente todos nosotros», destacó.
La novela retoma uno de los vértices recurrentes en la narrativa de Pron, el de la duplicidad: «Me parece que la cuestión clave en estos tiempos para hablar de una pareja es remitirse a las formas de organización tradicional que han dejado de funcionar. Se están produciendo gérmenes de discusiones que cuentan con la ventaja de no haber fracado como sí lo han hecho otras organizaciones», explicó.
Durante la videoconferencia realizada en simultáneo con Buenos Aires y México, el periodista y escritor Jorge Fernández Díaz -uno de los miembros del jurado junto a Manuel Vilas, Gunilla Sondell, Estrella García y Pilar Reyes- vinculó al texto galardonado con una novela de enigma, «porque hay un cadáver que en este caso es el amor, un muerto que aquí también habla y dice muchas cosas sobre el mundo moderno y los vínculos amorosos en esta sociedad neurótica».
«No podemos llamarla una novela de ideas ni una novela filosófica pero es la confluencia de varias prácticas y tendencias que surgieron a raíz de una serie de experiencias personales y de amigos míos, que en los últimos años regresaron al mundo de la soltería descubriendo que las formas en que ellos establecían contacto con sus eventuales parejas habían cambiado por completo», relató Pron.
«Hoy uno levanta la cabeza dentro del subte y ve un montón de gente que está descartando o escogiendo personas en Tinder. Y comencé a pensar en las implicaciones de que escojamos algo tan determinante como quién va a ser nuestra pareja a partir de una impresión inicial y muy breve mediada además por un algoritmo del cual no sabemos nada», apuntó el escritor.
La obra, que se impuso entre 767 manuscritos procedentes de España y Latinoamérica, será publicada el 21 de marzo en todo el territorio de habla hispana y su autor recibirá también 175.000 dólares y una escultura de Martín Chirino.